El Bicho
He echao pa fuera todas las ratas
que me comían por dentro,
y las agujas del reloj me enseñaron a coser
todas las heridas y echarles cemento,
que son los cimientos donde viviré,
y que dejen de hablar esas lenguas traicioneras,
esas bocas churreteras que dicen de todo y no saben de ná,
dejaré de apedrear las ventanas de los sueños,
la que siempre esta cerrada,
que, con cada despertar con el roce de tu cuerpo,
ya no quiero nada mas
y si me vienen a buscar, a quien le importe mi vida,
cuéntale que me he hecho un túnel
que va desde mi casa a la Donamaría,
que en mi caracola no se escucha el mar ni el romper de las olas,
tan sólo el tic tac del morir de las horas
que siempre acaban por pillarme en pelotas,
sigo siendo el bicho que siempre quiso salirse del camino,
matando sus penas con el vino tinto,
que se cree un cobarde si no está contigo,
ya no quedan más cojones que limpiar los lamparones
que me han ensuciado el pecho,
y ponernos los mandiles pa comernos las perdíces
como el final de los cuentos,
doblaremos cada espina sonriéndole a la ruina
cuando salga a nuestro encuentro,
y enseñaremos los dientes al mirar de ojos inertes
cuando se acerque el momento,
luego insultarle a la luna, decirle que es la más puta
porque las mata en silencio,
guiñaré el ojo a la muerte cuando la tenga de frente,
¿No ves que no estoy muriendo?
que me comían por dentro,
y las agujas del reloj me enseñaron a coser
todas las heridas y echarles cemento,
que son los cimientos donde viviré,
y que dejen de hablar esas lenguas traicioneras,
esas bocas churreteras que dicen de todo y no saben de ná,
dejaré de apedrear las ventanas de los sueños,
la que siempre esta cerrada,
que, con cada despertar con el roce de tu cuerpo,
ya no quiero nada mas
y si me vienen a buscar, a quien le importe mi vida,
cuéntale que me he hecho un túnel
que va desde mi casa a la Donamaría,
que en mi caracola no se escucha el mar ni el romper de las olas,
tan sólo el tic tac del morir de las horas
que siempre acaban por pillarme en pelotas,
sigo siendo el bicho que siempre quiso salirse del camino,
matando sus penas con el vino tinto,
que se cree un cobarde si no está contigo,
ya no quedan más cojones que limpiar los lamparones
que me han ensuciado el pecho,
y ponernos los mandiles pa comernos las perdíces
como el final de los cuentos,
doblaremos cada espina sonriéndole a la ruina
cuando salga a nuestro encuentro,
y enseñaremos los dientes al mirar de ojos inertes
cuando se acerque el momento,
luego insultarle a la luna, decirle que es la más puta
porque las mata en silencio,
guiñaré el ojo a la muerte cuando la tenga de frente,
¿No ves que no estoy muriendo?
Credits
Writer(s): Bocanada, Martin Romero
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