Apóyate En Mí (Alberto Cortez Y Estela Raval)

Apoya sobre mi hombro
tu cabellera de espuma.
Y déjame que adivine
de qué color es la bruma,
con que recubres tu alma
por no dejarla desnuda,
a solas, de madrugada
alucinada de luna.
Apoya sobre mi hombro
tu cabellera de espuma.

Apoya sobre mi hombro
tus sueños y tus quimeras,
para templar mis deseos
al fuego de tus hogueras,
las que te encienden los ojos
para que quemes en ellas,
las sensaciones que abren
senderos en tus ojeras.

Apóyate, apóyate, apóyate en mí
te llevaré, te llevaré
adonde quieras ir.
Apóyate, apóyate, apóyate en mí
y acompáñame, acompáñame
vamos a vivir.

Apoya sobre mi hombro
si por si acaso tuvieres
alguna duda lejana
que se haya vuelto rebelde,
de tanto andar de puntillas,
hurgando por mis quereres,
que dudo yo que hayan dudas
en tus soleados andenes.
Apoya sobre mi hombro
si por si acaso tuvieres.

Apoya sobre mi hombro
la soledad y el hastío,
que te provoca la gente
que ve desde el graderío
tergiversadas las cosas,
llamando lluvia al rocío,
vergüenza a una desvergüenza
y a un gran amor, amorío.

Apóyate, apóyate, apóyate en mí
que te llevaré, llevaré
adonde quieras ir.
Apóyate, apóyate, apóyate en mí
y acompáñame, acompáñame
vamos a vivir.

Apoya sobre mi hombro
la fiesta de tu alegría,
la que te abarca ese tiempo
de caminar distendido
por las aceras del aire,
sonorizando la brisa,
con las campanas al viento
de tu inefable sonrisa.
Apoya sobre mi hombro
la fiesta de tu alegría.

Apoya sobre mi hombro
la esencia de tu esperanza
para que siga la magia,
tengo chistera y templanza
y puedo hacer maravillas
con mi varita de plata,
si vienes siempre conmigo
allá, por donde yo vaya.

Apóyate, apóyate, apóyate en mí
te llevaré, te llevaré
adonde quieras ir.
Apóyate, apóyate, apóyate en mí
y acompáñame, acompáñame
vamos a vivir.

Apóyate, apóyate, apóyate en mí
y acompáñame, acompáñame
vamos a vivir.