Cafetín de Buenos Aires

De chiquilín te miraba de afuera
como a esas cosas que nunca se alcanzan...
La ñata contra el vidrio
con un azul de frío,
que solo fue después vivendo
igual al mío...
Como una escuela de todas las cosas,
ya de muchacho me diste entre asombros,
el cigarrillo,
la fe en mis sueños
y una esperanza de amor...
¿Cómo olvidarte de esta queja,
cafetín de Buenos Aires,
si sos lo único en la vida
que se pareció a mi vieja?
En tu mezcla milagrosa
de sabihondos y suicidas,
yo aprendí filosofía, dados, timba,
y la poesía cruel
de no pensar más en mí...
...
Me diste en oro un puñado de amigos,
que son los mismos que alientan mis horas:
José, el de la quimera;
Marcial, que aún cree y espera;
y el flaco Abel, que se nos fue,
pero aún me guía...
Sobre tus mesas que nunca preguntan
lloré una tarde el primer desengaño,
nací a las penas,
bebí mis años
y me entregué sin luchar.

¿Cómo olvidarte de esta queja,
cafetín de Buenos Aires,
si sos lo único en la vida
que se pareció a mi vieja?
En tu mezcla milagrosa
de sabihondos y suicidas,
yo aprendí filosofía, dados, timba,
y la poesía cruel
de no pensar más en mí.

Cafetín de Buenos Aires



Credits
Writer(s): Mariano Mores, Enrique Santos Discepolo
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