Ramón, el Indio Hereje

Temprano el gallo cantor, el sol sale en la mision.
Primeras luces del clautro, brilla la helada sobre el maizal.
Mi vida es la mano del inquicidor, justicia de los cielo.
El indio temeroso por la sentencia del santo tribunal.

Es que ayer encontraron sepultada una estatua de la virgen maria.
La encontraron cabeza abajo,
cubierta de hierbas secas cerca del maizal.

El sol se escondió, frio intenso en la misión.
Un silencio sepulcral.

Esa virgen se la obsequie, a mi fiel indio Ramon.
Dijo con voz entrecortada el monje al santo tribunal.
Ramon es buen cristiano y trabajador,
sangran sus manos siempre en la siembra.
No puedo creer aun lo que paso, dios por el pido clemencia.

Bien se ve aqui la mano del diablo, dijo con firmeza el santo juez.
Con el indio hereje,
a la hoguera a cumplir el castigo del fuego. No habra piedad.

El sol se escondio, frio intenso en la mision.
Un silencio sepulcral.
Ramon en las llamas el monje lloro.
Sabia bien porque lo hizo Ramon.
Lo hizo para bendecir la tierra.
Pedir por la siembra cosecha buena.
Las hierbas secas eran para protejerla.



Credits
Writer(s): Flavio Oscar Cianciarulo
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