Dinero
Esa fatídica madrugada de un veinte y seis de octubre de dos mil cinco
Concertaron una cita
Aquella muchacha perfumada de adolescencia
Y aquél hombre provecto que en silencio guardaba una culpa
Cayó en desespero deliberando sobre sudor
Venir angustiado y en desvelo, incomprendido su sufrir
Sabiendo de antemano que será muy alto el precio
Sumergido en una nube de vicio
Con el susto entre los dientes
El diablo cobrando el pendiente
Rodeado de humo, lujos y comfort
Desesperado en un motel, solo, sin paz interior
De rodillas condenado ante el redentor
Deseando la presencia de su concubina
Rellenando un cigarrillo con mentira
Tomó del velador un güisqui en las rocas
Para pasar cuatro píldoras que tenía en su boca
Marcó el número intoxicado de lujuria
La dulce voz confirmó que asistiría a la cita
Así comienza el descenso desde la gloria
Cobraría interés, la ambición, en ésta historia
Dinero, el efímero sabor del dinero
Sólo una botella acompaña mi desvelo
Dinero, por ti me muero
Cuando el hombre siente que Dios le da la espalda
Cuando un largo golpe de suerte se termina
Cuando la verdad sale a flote
Y lo planeado se desmorona
Sólo queda un vaso de licor
Y la conciencia jugándonos una pasada
Un sentimiento de asco por la vida
El vicio es el escape
La sombra, la guarida
La culpa, la impotencia
El pecado, la salida
Un manto de deseo invade el pasillo
A la habitación diez cero ocho, ella entra en sigilo
La última imagen en su mente, su hijo
La mujer hacia un instante lo había dejado dormido
Ella flor pueril que recién germina
Él un hombre castigado por los años y la vida
Se recuestan los amantes en el lecho del pecado
En el placer de lo prohibido regocijados
Pastillas azules en el velador
Polvo y güisqui para aplacar el dolor
Él exigió placer sin saber
A dónde lo llevaría la caricia de una mujer
Ella tocó con su mano donde él prefería
La lujuria lo consumía, mientras bebía
Su cara se llenó de alegría
Mientras el gozo llegaba, su vida se iba
Dinero, el efímero sabor del dinero
Sólo una botella acompaña mi desvelo
Dinero, por ti me muero
Sobre el velador un cigarrillo lentamente se extingue
El clímax, los espasmos y finalmente la culminación de la vida
Ella abrazó el cuerpo de su amado sin saber que jamás despertaría
Al poco tiempo sintió el frío en los brazos
El trémolo grito traspasó la tibia y húmeda habitación
De viciada atmósfera
Hasta perderse en el eco del olvido
Dinero, el efímero sabor del dinero
Sólo una botella acompaña mi desvelo
Dinero, por ti me muero
Concertaron una cita
Aquella muchacha perfumada de adolescencia
Y aquél hombre provecto que en silencio guardaba una culpa
Cayó en desespero deliberando sobre sudor
Venir angustiado y en desvelo, incomprendido su sufrir
Sabiendo de antemano que será muy alto el precio
Sumergido en una nube de vicio
Con el susto entre los dientes
El diablo cobrando el pendiente
Rodeado de humo, lujos y comfort
Desesperado en un motel, solo, sin paz interior
De rodillas condenado ante el redentor
Deseando la presencia de su concubina
Rellenando un cigarrillo con mentira
Tomó del velador un güisqui en las rocas
Para pasar cuatro píldoras que tenía en su boca
Marcó el número intoxicado de lujuria
La dulce voz confirmó que asistiría a la cita
Así comienza el descenso desde la gloria
Cobraría interés, la ambición, en ésta historia
Dinero, el efímero sabor del dinero
Sólo una botella acompaña mi desvelo
Dinero, por ti me muero
Cuando el hombre siente que Dios le da la espalda
Cuando un largo golpe de suerte se termina
Cuando la verdad sale a flote
Y lo planeado se desmorona
Sólo queda un vaso de licor
Y la conciencia jugándonos una pasada
Un sentimiento de asco por la vida
El vicio es el escape
La sombra, la guarida
La culpa, la impotencia
El pecado, la salida
Un manto de deseo invade el pasillo
A la habitación diez cero ocho, ella entra en sigilo
La última imagen en su mente, su hijo
La mujer hacia un instante lo había dejado dormido
Ella flor pueril que recién germina
Él un hombre castigado por los años y la vida
Se recuestan los amantes en el lecho del pecado
En el placer de lo prohibido regocijados
Pastillas azules en el velador
Polvo y güisqui para aplacar el dolor
Él exigió placer sin saber
A dónde lo llevaría la caricia de una mujer
Ella tocó con su mano donde él prefería
La lujuria lo consumía, mientras bebía
Su cara se llenó de alegría
Mientras el gozo llegaba, su vida se iba
Dinero, el efímero sabor del dinero
Sólo una botella acompaña mi desvelo
Dinero, por ti me muero
Sobre el velador un cigarrillo lentamente se extingue
El clímax, los espasmos y finalmente la culminación de la vida
Ella abrazó el cuerpo de su amado sin saber que jamás despertaría
Al poco tiempo sintió el frío en los brazos
El trémolo grito traspasó la tibia y húmeda habitación
De viciada atmósfera
Hasta perderse en el eco del olvido
Dinero, el efímero sabor del dinero
Sólo una botella acompaña mi desvelo
Dinero, por ti me muero
Credits
Writer(s): Wilmar Andres Mesa Cortes, Arrinson Armando Mesa Cortes
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