Los Condenados

Condenados,
Entre miras y a la suerte abandonados,
De idealistas los panteones se han llenado,
Por eso me enseñaron,
Que si la sangre empieza a flotar,
Y no hay quien llamar,
Más vale sepas nadar.

Todos al suelo,
Que esta nave va en picada,
Y quien conduce trae,
A la náusea y sugestión de aliada,
Cuando al informar su error,
Desde cabina cimbró el horror,
Entre ropas finas se brindo a su escapada.

Sálvame a mí,
Sálvese el que pueda.
Se hunde aquí,
Ya hasta las ratas se quejan.
Siento la mano de la muerte cerca,
De los que me acechan es cual,
Menos me aterra en la piel,
Pues parecía sólo acompañarme,
Y temer también.

Prende una luz y di palabras,
Por mí.
Prende una luz que,
Se vea grande y bella,
Pues si ando bajo tierra,
Me alumbre en penas,
Y entre calaveras,
Brindemos por tu ausencia,
Y no paré de hablarles de,
Ti.

Que todo el mundo tome su lugar,
Cuenta hacia atrás,
Va a comenzar,
Suenen la alarma,
Den señal,
Que tengo el aliento de la muerte encima,
Me anima,
Y en la oscuridad,
Entre sombras no sé,
Quien,
Es,
Quien.
¡¿Quién es quien?!

Condenados,
Sin compás a la deriva,
Abandonados.
De rodillas los más fieles se han quedado,
Creyentes olvidados,
Que en súplicas de aliento y perdón,
No hallan razón,
Por cual no fueron salvados.

Sálvenme a mí,
Sálvese el que pueda,
Se ha hundido aquí,
Ya ni las ratas se quedan.
Ya con la mano de la muerte cerca,
Haciendo sombra en mi piel
Nos conocemos tan,
Bien.

(lara)
(lararararara)
(lara)

Sálvenme a mí,
Sálvese el que quiera.