Prólogo (La Bella y La Bestia)

Érase una vez
En un país lejano
Un joven príncipe que vivía en un resplandeciente castillo
A pesar de tener todo lo que podía desear
El príncipe era egoísta, déspota y consentido
Pero

Una noche de invierno llegó al castillo una anciana mendiga
Y le ofreció una simple rosa
A cambio de cobijarse del horrible frío
Repugnado por su desagradable aspecto
El príncipe despreció el regalo
Y expulsó de allí a la anciana

Pero ella le advirtió que no se dejara engañar por las apariencias
Porque la belleza se encuentra en el interior
Y cuando volvió a rechazarla
La fealdad de la anciana desapareció
Dando paso a una bellísima hechicera

El príncipe trató de disculparse
Pero era demasiado tarde
Pues ella ya había visto que en su corazón no había amor
Y como castigo, lo transformó en una horrible bestia
Y lanzó un poderoso hechizo sobre el castillo
Y sobre todos los que allí vivían
Avergonzado por su aspecto
El monstruo se encerró en el interior de su castillo
Con un espejo mágico como única ventana al mundo exterior

La rosa que ella le había ofrecido
Era en realidad una rosa encantada
Que seguiría fresca hasta que él cumpliera veintiún años
Si era capaz de aprender a amar a una mujer
Y ganarse a cambio su amor antes de que cayera el último pétalo
Entonces se desharía el hechizo
Si no, permanecería condenado a seguir siendo una bestia
Para siempre

Al pasar los años, comenzó a impacientarse
Y perdió toda esperanza
Pues
¿Quién iba a ser capaz de amar a una bestia?



Credits
Writer(s): Alan Menken, Telmo Perle Munch
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