Diana, Canción para una Princesa

Diana marchó convencida, que todo iba a cambiar,
Que algo bueno a su vida, acababa de llegar.
Y se creyó la mentira que otros le hicieron pagar,
Tan sola y arrepentida, no podía, renunciar.

Tenía los ojos tristes, nunca la vimos llorar,
Pero mi alma, sentía, que decía, la verdad.
Tenía los ojos tristes, los intentaba ocultar,
Con una eterna sonrisa, que escondía, soledad.

Iba pasando su vida, al ritmo de otro compás,
Sus hijos, su alegría, un alivio emocional.
Demostró su rebeldía, y un día pudo escapar,
Y tal princesa perdida, dejó todo, por amar.

Tenía los ojos tristes, nunca la vimos llorar,
Pero mi alma, sentía, que decía, la verdad.
Tenía los ojos tristes, los intentaba ocultar,
Con una eterna sonrisa, que escondía, soledad.

Cuando todo parecía, que había terminado ya,
Algo acabó con su vida, desolando a los demás.

Tenía los ojos tristes, nunca la vimos llorar,
Pero mi alma, sentía, que decía, la verdad.
Tenía los ojos tristes, los intentaba ocultar,
Con una eterna sonrisa, que escondía, soledad.