Zeño Manue

Oiga usted, zeñó Manué, y nos estamos quedando
Sin esa Lima de otrora tan querida y tan señora
Sus calles, como en la copla, son unas calles cualquiera
Son unas calles cualquiera, camino de cualquier parte

Ya no nos llevan al parque ni tampoco a la alameda
Ya las plazuelas se mueren alumbrando su tristeza
No perfuma la diamela ni cae el jacarandá
Ni florecen los aromos al llegar la navidad

Oiga usted, zeñó Manué, enamorado de Lima
Que tejes para tu amada con tus hermosas palabras
Un encaje de ternura y una guirnalda dorada
Vamos a cerrar los ojos e imaginar la soñada

Vamos junto a surtidor que nos cante su recuerdo
Y que la luz de un farol preste amor a nuestro ensueño
Y la flor de chirimoya y el perfume a reseda
Adormezcan las mentiras y nos traigan la verdad

Dicen que hubo alguna vez una Lima sandunguera
Alfombra jacarandá que tenía sus veredas
Soleadas frente a los cerros y mojada junto al mar
Dicen que hubo alguna vez una Lima de banderas
Tienen sus casonas bellas las puertas de par en par
Ventanas de reja y laja, suave para caminar

Mamparas de alegre ruido, salones de medallón
Al fondo los ventanales de encajes para mirar
Un jardín, una ramada y un huerto por madurar
Tienen sus casonas bellas las puertas de par en par

Desde un brasero encendido humitos de la alhucema
Te piden de no hacer ruido porque hay un niño dormido
Y siente, zeñó Manué, que en el aire está prendido
El perfume de mixtura y en azafate servido

Y mira, zeñó Manué, cómo un trocito de cielo
Se inclina para aguaitar por si se asoma la niña
Más allá de la cocina en el patio en que se secan
Al sol las tiras bordadas y se pelan las gallinas

Anda pues, zeñó Manué
Vamos al borde de un surtidor



Credits
Writer(s): Isabel Chabuca Granda
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