No Son Sombras
Quiero decir que en el tedioso agobio de cualquier nunca acabar
Puedo sentir el ruido de cada mota de polvo al despegar
Y el sacudir de una mano que, abierta, me viene a desperezar
Con el crujir de sus dientes de cuarzo alquitranados de esperar...
Voy a exprimir retazos de excrementos que esparció la sinrazón
Para escribir mientras chorrean hasta mi codo pidiendo perdón
Y resurgir en pie sobre el papel empañado de rendición
Y repetir que si quiero me otorgo yo mi propia redención.
Es porvenir el sendero que piso, este que no me da cuartel;
Esto es hervir corriendo hacia delante sin suelas y sin corcel,
Un sinvivir, pero cuando lo acabe desearé volver a él
Y desmentir al afán que haya tenido por cruzar el dintel.
Tengo que impregnar
De ese mate de ataúdes que el tiempo agrietó aburrido
Del hedor de multitudes que pierden en el olvido
Sus absurdas inquietudes por un hocico pulido
Que hable por hablar
Este sueño desabrido y falto ya de confianza,
Que si el día está alicaído me acurruco en mi balanza
Que es un súcubo elegido por la más necia esperanza
Y me hace aguantar
No me gusta recordar
Lo que haya escrito antes;
Puede descascarillar
Mi perdón a ojos maleantes.
No me gusta recordar
Lo que se dicen los amantes;
Hiere mi latido dispar
Del que no soy más que un figurante.
No me gusta recordar
Mis aspiraciones errantes;
Me consiguen despistar
De cualquier senda importante.
Me gusta que me hagan recordar
Que el olvido es desesperante
Y que yerro al renegar,
Pues sólo es un edulcorante.
Puedo partir de un punto que ande cojo de tanto que tropezó
Pero impedir que se lo coman el polvo y la cal que lo atascó
Al embestir, quitándole todo el empuje con el que arrancó
Y al proferir palabras que se arrugan si el que las dice soy yo.
Tengo que impregnar
De ese mate de ataúdes que el tiempo agrietó aburrido
Del hedor de multitudes que pierden en el olvido
Sus absurdas inquietudes por un hocico pulido
Que hable por hablar
Este sueño desabrido y falto ya de confianza,
Que si el día está alicaído me acurruco en mi balanza
Que es un súcubo elegido por la más necia esperanza
Y me hace aguantar
Me jalea en el desaliento que se crece cuando pienso
En que escupo contra el viento, yo tenaz pero él inmenso;
Ella me arranca del cemento para llevarme en su ascenso
A loca de atar
Y mis huesos se calientan si me envuelve en su bandera
Hecha de luces que afrentan al sudor en la escalera;
No son sombras que aparentan, es que entienden la manera
De no defraudar.
Puedo sentir el ruido de cada mota de polvo al despegar
Y el sacudir de una mano que, abierta, me viene a desperezar
Con el crujir de sus dientes de cuarzo alquitranados de esperar...
Voy a exprimir retazos de excrementos que esparció la sinrazón
Para escribir mientras chorrean hasta mi codo pidiendo perdón
Y resurgir en pie sobre el papel empañado de rendición
Y repetir que si quiero me otorgo yo mi propia redención.
Es porvenir el sendero que piso, este que no me da cuartel;
Esto es hervir corriendo hacia delante sin suelas y sin corcel,
Un sinvivir, pero cuando lo acabe desearé volver a él
Y desmentir al afán que haya tenido por cruzar el dintel.
Tengo que impregnar
De ese mate de ataúdes que el tiempo agrietó aburrido
Del hedor de multitudes que pierden en el olvido
Sus absurdas inquietudes por un hocico pulido
Que hable por hablar
Este sueño desabrido y falto ya de confianza,
Que si el día está alicaído me acurruco en mi balanza
Que es un súcubo elegido por la más necia esperanza
Y me hace aguantar
No me gusta recordar
Lo que haya escrito antes;
Puede descascarillar
Mi perdón a ojos maleantes.
No me gusta recordar
Lo que se dicen los amantes;
Hiere mi latido dispar
Del que no soy más que un figurante.
No me gusta recordar
Mis aspiraciones errantes;
Me consiguen despistar
De cualquier senda importante.
Me gusta que me hagan recordar
Que el olvido es desesperante
Y que yerro al renegar,
Pues sólo es un edulcorante.
Puedo partir de un punto que ande cojo de tanto que tropezó
Pero impedir que se lo coman el polvo y la cal que lo atascó
Al embestir, quitándole todo el empuje con el que arrancó
Y al proferir palabras que se arrugan si el que las dice soy yo.
Tengo que impregnar
De ese mate de ataúdes que el tiempo agrietó aburrido
Del hedor de multitudes que pierden en el olvido
Sus absurdas inquietudes por un hocico pulido
Que hable por hablar
Este sueño desabrido y falto ya de confianza,
Que si el día está alicaído me acurruco en mi balanza
Que es un súcubo elegido por la más necia esperanza
Y me hace aguantar
Me jalea en el desaliento que se crece cuando pienso
En que escupo contra el viento, yo tenaz pero él inmenso;
Ella me arranca del cemento para llevarme en su ascenso
A loca de atar
Y mis huesos se calientan si me envuelve en su bandera
Hecha de luces que afrentan al sudor en la escalera;
No son sombras que aparentan, es que entienden la manera
De no defraudar.
Credits
Writer(s): Martin Martinez Vico, Agustin Martinez Vico, Nicolas Galindo Lopez
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