El Viejo y el Pajarillo
Vivió una vez un viejo solitario en la montaña
Decía que buscaba el amor y no lo encontraba
En mitad del bosque construyó una cabaña
¿Existe el amor?, pensó, ¿o es sólo una palabra?
¿Lo sabe la flor si se esconde tras el alba?
¿O tal vez lo sabe el pez, en el secreto del agua?
¿¡Dónde está el amor!?, buscó el viejo en la mañana
¿¡Dónde está el amor!?, buscaba en la madrugada
Una tarde roja, en la vereda arbolada
El viejo vio a un pajarillo que cayó de la rama:
Pobre pajarillo que a su madre buscaba
Danzando de miedo con sus alas tempranas
¡Mira, ya te acecha el carroñero tras las zarzas!
¡Mira, ya viene con sus dientes y sus garras!
Ni el lobo ni el aguilucho podrán hacerte nada
Pequeño pajarillo, te cuidaré con el alma
El viejo recogió semillas y gusanos
Y picoteaba el pajarillo del cuenco de sus manos;
Bebía de la hierba gotas de rocío fresco
Idénticas a sus ojillos redondos y buenos
El viejo trenzó una cuerda con hojas de palmera
Y cantaba alegre el pajarillo posado sobre ella
Qué feliz el pajarillo y qué triste el viejo
Que tenía el amor tan cerca y lo buscaba lejos
Pronto se hizo grande el pajarillo:
Qué hermosas sus alas, qué hermoso su trino;
Qué hermosas plumas blancas, y su pecho rojizo
Parecido a los otros pájaros del árbol vecino
Un día al despertar, el pajarillo ya no estaba...
¡Ay!, ¡mi pajarillo!, lloró el viejo en la cabaña
¿Habrá echado a volar para unirse a su bandada?
¿O tal vez encontró el amor que yo tanto buscaba?
De tristeza y hambre el viejo cayó enfermo
La soledad secó todos los frutos de su huerto
Tan grande era su pena y tan grande su silencio
Que hasta el buitre negro empezó a girar en el cielo
Cuando el viejo abrió por fin los ojos casi muerto
Vio frutos silvestres esparcidos por su cuerpo:
Moras, frambuesas, un edén en su pecho
Y fruto del milagro el viejo levantó de su lecho
¡Has sido tú, pajarillo!, dijo el viejo
¡Tú siempre me veías y era yo el que estaba ciego!
¡Son tuyos estos frutos y era tuya la alborada
Cantando junto a los demás, fundido en la mañana!
Siempre estuviste aquí y no te había visto
El amor estaba en mí y yo fuera de mí mismo
Y así es como, por fin, el viejo logró comprander
Que, igual que el pajarillo, el amor nunca se fue
Decía que buscaba el amor y no lo encontraba
En mitad del bosque construyó una cabaña
¿Existe el amor?, pensó, ¿o es sólo una palabra?
¿Lo sabe la flor si se esconde tras el alba?
¿O tal vez lo sabe el pez, en el secreto del agua?
¿¡Dónde está el amor!?, buscó el viejo en la mañana
¿¡Dónde está el amor!?, buscaba en la madrugada
Una tarde roja, en la vereda arbolada
El viejo vio a un pajarillo que cayó de la rama:
Pobre pajarillo que a su madre buscaba
Danzando de miedo con sus alas tempranas
¡Mira, ya te acecha el carroñero tras las zarzas!
¡Mira, ya viene con sus dientes y sus garras!
Ni el lobo ni el aguilucho podrán hacerte nada
Pequeño pajarillo, te cuidaré con el alma
El viejo recogió semillas y gusanos
Y picoteaba el pajarillo del cuenco de sus manos;
Bebía de la hierba gotas de rocío fresco
Idénticas a sus ojillos redondos y buenos
El viejo trenzó una cuerda con hojas de palmera
Y cantaba alegre el pajarillo posado sobre ella
Qué feliz el pajarillo y qué triste el viejo
Que tenía el amor tan cerca y lo buscaba lejos
Pronto se hizo grande el pajarillo:
Qué hermosas sus alas, qué hermoso su trino;
Qué hermosas plumas blancas, y su pecho rojizo
Parecido a los otros pájaros del árbol vecino
Un día al despertar, el pajarillo ya no estaba...
¡Ay!, ¡mi pajarillo!, lloró el viejo en la cabaña
¿Habrá echado a volar para unirse a su bandada?
¿O tal vez encontró el amor que yo tanto buscaba?
De tristeza y hambre el viejo cayó enfermo
La soledad secó todos los frutos de su huerto
Tan grande era su pena y tan grande su silencio
Que hasta el buitre negro empezó a girar en el cielo
Cuando el viejo abrió por fin los ojos casi muerto
Vio frutos silvestres esparcidos por su cuerpo:
Moras, frambuesas, un edén en su pecho
Y fruto del milagro el viejo levantó de su lecho
¡Has sido tú, pajarillo!, dijo el viejo
¡Tú siempre me veías y era yo el que estaba ciego!
¡Son tuyos estos frutos y era tuya la alborada
Cantando junto a los demás, fundido en la mañana!
Siempre estuviste aquí y no te había visto
El amor estaba en mí y yo fuera de mí mismo
Y así es como, por fin, el viejo logró comprander
Que, igual que el pajarillo, el amor nunca se fue
Credits
Writer(s): Rafael Lechowski
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