Tangos de la Alameda

Vamos a arder de amor
que donde quiera que tú y yo seamos libres
que nos quemen y volar
que la tinta de tu cuerpo corra por mi sangre...

Sin ahogarnos con fuego y parando a respirar,
siéntate en el laíto' de mi pecho
donde están las rosas
y de forma escandalosa dime dónde estás.

Me da a mí que la Alameda a ti no te sienta bien
que estoy harto de que de mis penas tú seas la reina
y eso me despeina, me despeina, me despeina.
Me da a mí que la Alameda a ti no te sienta bien
cállame, bésame, quítame la ropa,
muérdeme la boca, ay la boca, ay la boca...

Por el bien de mi salud
quería esquivarla pero me era inevitable...
¡Qué guapa estaba!

Esa tarde ella llevaba
dos navajas en los ojos
y te juro que brillaban
como si la Luna se rajara
y llorara
viéndonos morir.

Me da a mí que la Alameda a ti no te sienta bien
que estoy harto de que de mis penas tú seas la reina
y eso me despeina, me despeina, me despeina.
Me da a mí que la Alameda a ti no te sienta bien
cállame, bésame, quítame la ropa,
muérdeme la boca, ay la boca, ay la boca...