La Esperanza
Le dije que guardara los buenos momentos,
Que construían nuestro buen amor,
Por si acaso algún día,
Peligrara la armonía,
Rompiera ese cristal de salvación.
Soñábamos de lunes a domingo,
Yo me encargaba de que el cielo fuera su motor,
Mirábamos estrellas,
Y en cada una de ellas,
Dios bendecía nuestro nuevo hogar.
Pero el cielo oscureció,
Y de tan bien que guardó,
Los momentos no encontraba,
Cada paso congelaba.
Nuestro mundo de color,
Aquel libro se cerró,
Mientras le escribía
Una historia para dos.
Ahora no está ni en las estrellas,
Ni en mi mundo, ni en mi voz,
Ya no recuerdo su nombre,
Con el tiempo se perdió.
Pero confío en que el destino,
Me regrese por favor,
Esa cajita de momentos,
Que ella misma enterró.
Y así se mantenga viva la esperanza...
Me dijo que aunque no quería se marchaba,
Que hundido lo común, no latía un corazón.
Su lluvia se vistió de llanto,
zarpó pronto en un barco
que la invitaba a un nuevo cielo recorrer.
Ahora no está ni en las estrellas,
Ni en mi mundo, ni en mi voz,
Ya no recuerdo su nombre,
Con el tiempo se perdió.
Pero confío en que el destino,
Me regrese por favor,
Esa cajita de momentos,
Que ella misma enterró.
Y así se mantenga viva la esperanza,
De volverla a conocer...
Que construían nuestro buen amor,
Por si acaso algún día,
Peligrara la armonía,
Rompiera ese cristal de salvación.
Soñábamos de lunes a domingo,
Yo me encargaba de que el cielo fuera su motor,
Mirábamos estrellas,
Y en cada una de ellas,
Dios bendecía nuestro nuevo hogar.
Pero el cielo oscureció,
Y de tan bien que guardó,
Los momentos no encontraba,
Cada paso congelaba.
Nuestro mundo de color,
Aquel libro se cerró,
Mientras le escribía
Una historia para dos.
Ahora no está ni en las estrellas,
Ni en mi mundo, ni en mi voz,
Ya no recuerdo su nombre,
Con el tiempo se perdió.
Pero confío en que el destino,
Me regrese por favor,
Esa cajita de momentos,
Que ella misma enterró.
Y así se mantenga viva la esperanza...
Me dijo que aunque no quería se marchaba,
Que hundido lo común, no latía un corazón.
Su lluvia se vistió de llanto,
zarpó pronto en un barco
que la invitaba a un nuevo cielo recorrer.
Ahora no está ni en las estrellas,
Ni en mi mundo, ni en mi voz,
Ya no recuerdo su nombre,
Con el tiempo se perdió.
Pero confío en que el destino,
Me regrese por favor,
Esa cajita de momentos,
Que ella misma enterró.
Y así se mantenga viva la esperanza,
De volverla a conocer...
Credits
Writer(s): Saúl Vazz
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