Amanecer

El amanecer de los Jaguares
Una orquídea de luz en la frente
El cabello y sus retoños ancestrales
El río del rito en la estrella del pecho
En la sangre y su rugido desnudo
Despertar en la espiral de los sueños
Mis ancestros reclaman su palabra
En esta lengua y sus tintas de colores

Informe del conquistador
Don Pedro de Alvarado
A su jefe inmediato superior
Don Hernán Cortés
Al volver derrotado de
Su primer intento de someter
A los Pipiles de Cuscatlán

Y me fui a otro pueblo
Que se dice Atehuán
Y de allí me enviaron
Los señores de Cuscatlán
Sus mensajeros para dar
Desde ya obediencia a sus majestades...
Enviando a decir que ellos querían
Ser sus vasallos y ser buenos
Yo recibí las nuevas pensando
Que no me mentirían como los otros
Y llegando que llegué
A esta ciudad de Cuscatlán
Me recibieron muchos Pipiles
Pero mientras nos aposentabamos
Todo el pueblo se alzó
No quedó hombre de ellos en el pueblo
Pues todos se fueron a la sierras
Al ver esto, yo envié a mis mensajeros
A los señores de aquí, para decirles
Que no fuesen malos, que mirasen
Que ya habían dado
Obediencia a su majestad
Que yo no les iba hacer la guerra
Ni a tomarles lo suyo, sino
A traerlos al servicio de su majestad
Enviaronme a decir que ellos
No reconocían a nadie
Que no querían venir, que si para
Algo los quería, que ahi estaban
En la sierra esperando con sus armas
Que si para algo los quería, que ahi
Estaban en la sierra esperando con sus armas

Mis huesos
Mis versos
Mi carcajada en flor
Mi delirio azul
Pertenecen a la luna proletaria que nace
Que debe crecer en la vena de los mercados
En los labios del verbo
En el pincel y sus colores
En los Instrumentos y su consigna de barrio
En el cincel y su canasto de pezones
El sol puede brotar en los bolsillos rotos
En las manos blancas y rojas de Doña Cora
Que vende ilusiones y cansancio en las esquinas
Que duerme entre espinas y colmillos
Que teje hambre y cometas
Al salir de la Maquila
El sol es una estrella al alcance de la madrugada
El día y la noche deben
Construir un solo lazo
Para arrastrar el rocío púrpura
Con la fibra azul de todos los sueños
Entonces y solo entonces tal vez
El amanecer suture las grietas capitales
Y concretas de la patria