Resurrección

Yo tengo un ave fénix dentro.
Custodia una serpiente que muerde el centro
De este corazón custodiado por los muros del remordimiento,
La llama resistiéndose a arder,
La calma del ser o no ser,
Treinta y pico años muerto.

Las velas que derrotan al viento.
La resurrección al escuchar tu piano,
Las voces que escapan a cualquier entendimiento,
En otro plano.

Os invito a mi funeral.
Seré el primero en celebrarlo.
Convertidme en cristal,
En el fuego que seque este llanto.
Yo vine a este mundo a crear,
No a sepultar mi canto.

Ahora corté mi raíz.
Mirad estas alas de pájaro.
Estoy volando.
Estoy volando.
Estoy volando.

Partí hacia el horizonte
Sin más maleta que el pasado.
Soy la nota discordante,
Decían desde abajo Vas a caer en picado,
Vuelve a tus sábados.
Al manto blanco de la paz que da no sacar el corazón del pecho.
A no dejar que lo apaleen de nuevo,
A dejarlo curar las heridas maltrecho.
Oigo sus voces y siento el viento.
Lo siento, pero no me voy, ya me fui,
No puedes hacer que un pájaro vuelva al suelo.
No puedes hacer que un pájaro vuelva al suelo.

Recuerdo, mientras planeo,
El nido que dejé desmoronado,
Las ramas que dejó secar el tiempo.
El triste blancor del invierno
Y siento que...

Que tal vez pueda caer en picado,
Que tal vez esté equivocado,
Que tal vez dejé todo para dejarlo,
Que tal vez mis alas no sean alas al fin y al cabo.

Y miro hacia atrás buscando una oportunidad,
Pero el pasado ya se ha vuelto opaco.

Y el horizonte arde.
Y nunca es tarde me dice una voz,
Y el tiempo cabalga veloz
Y el viaje no es para cobardes.

No son alardes,
Ni es hipocresía,
Y lo que tú querías
No está en mi vida.
Y la melodía
Me lleva hasta algo más grande.

Me he puesto barrotes
En mi propia cárcel.
Estoy en mi mismo
Y el camino es duro;
Dejo sacrificios,
Practico conjuros.

Levanto muros donde no quiere vivir nadie.
Donde no quiere vivir nadie.

Me he puesto barrotes
En mi propia cárcel.
Estoy en mi mismo
Y el camino es duro;
Dejo sacrificios,
Practico conjuros.

Levanto muros donde no quiere vivir nadie.
Donde no quiere vivir nadie.

Me elevo... centímetro a centímetro,
Haciendo más grande una grieta.
Comprendo por fin que soy efímero,
Que el viento mueve las veletas.
Y yo sigo firme, tengo un objetivo
Y es indestructible:
Arder antes de irme.

Y que nada me pare.
Ni el viento que sople.
Y crecer como un árbol.
Y que el fénix me guíe.
Y yo sigo firme, tengo un objetivo
Y es indestructible:
Arder antes de irme.

Vine para arder antes de irme.

He surgido de las llamas, hija del fuego me llaman,
Donde hace un tiempo ardieron mis carnes,
Se esfumaron las heridas envueltas en mil cenizas,
Sueños arrancados, inocencia destruida,
Me despojaron de toda vida.

Hijos de las sombras, me convertisteis en cadáver,
Sumergiéndome en abismos de rencor y destrucción,
Asumí ese rencor como mío durante demasiado tiempo,
Avivando el fuego que me consumía por completo,
Hermanas adoptadas ira y rabia brotaban de mis entrañas,
Retrasando mi resurgimiento.

Hasta que dejé atrás mis propios frenos,
Y aprendí a reconstruirme desde cero,
Sin ocuparme de tus barreras, liberando mis resistencias,
Quemando cada uno de mis miedos,
Cosiendo a mano cada herida, cicatrizándola con esfuerzo.

Ya no te necesito, no.

Porque aquí estoy de nuevo, ya regreso,
Soy una niña soñadora que por fin ha vuelto,
Mira mis nuevas alas,
Ya no necesito pisar suelo.

He aprendido a volar sin ti, sin ellos,
Solo con ayuda de mis sueños.
Ahora ya no temo al fuego.
Me siento indestructible, gracias por haberme echado al fuego.

Soy invencible, ya no tengo miedos,
Mis alas son fuertes, son alas que ahora estreno,
Reforzadas con hilos de oro, que superan duros retos,
Y se enfrentan a mil sombras volatilizando cualquier atisbo de miedo.

Mira mis nuevas alas,
Están ya preparadas... para poder alzar un nuevo vuelo.



Credits
Writer(s): Alberto Jodar Collado, Borja Rodriguez Niso
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