Maldito Cabaret
Era una mujer de esas de rostro demacrado
bastante soñoliento cansada de tranquear;
Era una madrugada que del teatro volvía
yo ví a una muchacha que de un cabaret salía
con pasos vacilantes que no podía marchar.
De pronto se oye un tango que muy lejos se oía
sentí dentro de mi alma una honda tentación,
sentí que aquel encuentro las notas me atraían
y como una loca ví que retrocedía
cayendo bruscamente sin fuerzas para andar.
Al dar algunos pasos con sus fuerzas perdidas
parada en una puerta, sumida en el dolor
lanzó un debil gemido, la ví que desmayaba
y haciendo un gran esfuerzo con su voz dolorida
oí que me decía: ayúdeme señor.
Me apresuré al instante, le pregunté enseguida
puedo ayudarla en algo para calmar su mal,
me dijo delirando: es el plomo adormecido
que llevo aquí en el pecho, recien me han disparado
por Dios, señor le pido me lleve a un hospital
De pronto se oye un tango que muy lejos se oía
sentí dentro de mi alma una honda tentación,
sentí que aquel encuentro las notas me atraían
y como una loca ví que retrocedía
cayendo bruscamente sin fuerzas para andar.
Al dar algunos pasos con sus fuerzas perdidas
parada en una puerta, sumida en el dolor
lanzó un debil gemido, la ví que desmayaba
y haciendo un gran esfuerzo con su voz dolorida
oí que me decía: ayúdeme señor.
bastante soñoliento cansada de tranquear;
Era una madrugada que del teatro volvía
yo ví a una muchacha que de un cabaret salía
con pasos vacilantes que no podía marchar.
De pronto se oye un tango que muy lejos se oía
sentí dentro de mi alma una honda tentación,
sentí que aquel encuentro las notas me atraían
y como una loca ví que retrocedía
cayendo bruscamente sin fuerzas para andar.
Al dar algunos pasos con sus fuerzas perdidas
parada en una puerta, sumida en el dolor
lanzó un debil gemido, la ví que desmayaba
y haciendo un gran esfuerzo con su voz dolorida
oí que me decía: ayúdeme señor.
Me apresuré al instante, le pregunté enseguida
puedo ayudarla en algo para calmar su mal,
me dijo delirando: es el plomo adormecido
que llevo aquí en el pecho, recien me han disparado
por Dios, señor le pido me lleve a un hospital
De pronto se oye un tango que muy lejos se oía
sentí dentro de mi alma una honda tentación,
sentí que aquel encuentro las notas me atraían
y como una loca ví que retrocedía
cayendo bruscamente sin fuerzas para andar.
Al dar algunos pasos con sus fuerzas perdidas
parada en una puerta, sumida en el dolor
lanzó un debil gemido, la ví que desmayaba
y haciendo un gran esfuerzo con su voz dolorida
oí que me decía: ayúdeme señor.
Credits
Writer(s): Francisco Garcia, A. Aieta
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