Remanentes

Para mí, que presumo
Conocer cada monumento
A la rutinaria intimidad
De la miseria silenciada,
Mirar atrás es contar
Los latidos que me quedan
Con restos de preguntas
A la apatía y el miedo y la mediocridad.

Y el sol le cede a la noche sus sombras,
No se tocan, se quedan quietas,
Rotas, sin despertar,
Para no matarse entre sí.
Y en el cielo hecho de humo
Se eleva la trivialidad,
Más alto que cualquier oración,
Abajo se redibujan las aceras,
Más abajo
Se acumula la desolación.
Lo que queda de la noche
Fue humano alguna vez
Y sobró de algo más.
Lo que se quema sin aire
Vaga por la ciudad,
Harto de duda,
Expia culpas en la vulgaridad,
Reniega del miedo escondido
En los pliegues de la sangre.

Ir adonde nunca he ido,
A algún barrio sin nombre,
Parques que esconden más silencios que senderos mis pesadillas,
La ciudad se reduce a las paredes de mi habitación,
A su soledad, tan pequeña,
Tan mía...