MARTÍN GARCÍA EL ZAPATERO REMENDÓN

Martín García era un tipo tan común como su nombre
Zapatero por oficio, zapatero remendón
Adoraba a su Mariana y siempre la respetó
Cinco hijos lo aguardaban, en su humilde jacalón
Hasta que llego ese día, que la suerte le cambió
Se sacó la lotería. Cien millones se ganó
Martín, Martín García, ya era un tipo millonario
Respetable se volvió
Martín, Martín García
Dejo la zapatería, y otro mundo conoció
Martín, tenía muchos más amigos de los que creía
Los parientes le llegaron, casi a todos les prestó
Luego el párroco del barrio, su mecenas lo nombro
Con el diezmo obligatorio, otra iglesia construyo
Pero andaba suelto el diablo, y a una dama conoció
Que se le clavo en el alma y hacia el mal lo encamino
Martín, Martín García
Ni un adiós le dio a Mariana, de sus hijos se olvido
Martín, Martín García
Por las nubes caminaba y el cielo se le perdió

Así pasaron siete años de vacas esplendorosas
En que la gente le llamaba, Martín el derrochador
Luego llegaron las flacas, no le quedaba más nada
Todo por servir se acaba, también su amante lo dejo
Hoy se lamenta en silencio, mientras mendiga unos pesos
En las afueras de aquel templo que con su diezmo levanto
Martín, Martín García
Ya era casi un indigente, cayó en las garras del alcohol
Martín, Martín García
Lo encontraron en la calle, muerto de una cogestión
Muerto de una congestión, muerto de una congestión