Tal vez

Cuando nacían las flores del duraznero
Y el campo con vida nueva aromaba al sol
La vi pasar hacia el río, la piel morena
Y supe que ya era ajeno mi corazón

Desde ese día, es que entonces, guardo el antojo
De ser el eterno dueño de su mirar
Y que aunque los días me lleven hacia el olvido
No pueda, ni tenga cómo la soledad

Tal vez el tiempo se apiade de este cariño
Que al verle me marcó el alma y la razón
Quisiera vivir la vida junto a sus sueños
Y darle, como en ofrenda mi corazón

Poder quedar en el tiempo de los recuerdos
Ser un retoño del alma que floreció
No ser esa flor marchita que lleva el río
Si es que se queda callado mi corazón

Tal vez mis sueños no sean
Mas que una hoja suelta en el viento
Donde se elevan mis sentimientos
Cuando la nombro cantándole
Tal vez mis sueños no sean
Mas que una copla en el canto mío
Solo la espuma que lleva el río
Cuando le canto en mi chamamé