El Capitán de Medianoche

Cuenta la leyenda que un día hubo un capitán
que se ponía en su silla tranquilito a mirar
las nubes y demás
había perdido un tesoro, un retrato y un collar
pero estaba vivo tras esa tempestad

Se movía al ritmo de las olas
bailando un cha cha cha
el humo de su pipa volaba en libertad
como esos pájaros que venían puntual
a romper a veces su hermosa soledad

Y siempre a medianoche se ponía a cantar
una saloma a viva voz que retumbaba allá
donde almas caídas desveladas sin cesar
sentían un pellizco y se ponían a navegar
lejos del barullo y de los ruidos de ciudad

Se echaba las manos a la cabeza porque perdía la cuenta
de sueños ocultos en botellas al son de la marea
lanzados en noches de luna llena, de frenesí
olvidaos al día siguiente, si me acuerdo no te vi

Carcajada limpia por tanta estupidez
él muy bien sabía vivir con la tontería
por cada mensaje compuso una canción
salió un cancionero que llenó su galeón

Y siempre a medianoche se ponía a cantar
una saloma a viva voz que retumbaba allá
donde almas caídas desveladas sin cesar
sentían un pellizco y se ponían a navegar
lejos del barullo y de los ruidos de ciudad

Y siempre a medianoche se ponía a cantar
una saloma a viva voz que retumbaba allá
donde almas caídas desveladas sin cesar
sentían un pellizco y se ponían a navegar
lejos del barullo y de los ruidos de ciudad
lejos del barullo y de los ruidos de ciudad
lejos del barullo y de los ruidos de ciudad