3 minificciones de terror
El brillo
Lo primero que pasó fue que abrí los ojos
Mi corazón latía como si hubiera corrido un maratón
Seguía agitado y lo único que quería era no pensar más en ello
Cuando menos me di cuenta ya eran las cinco cuarenta y cinco
Llevaba dos horas viendo el celular para distraerme
Pero era tiempo de meterme a bañar e ir a la escuela como todos los días
Caminaba asustado a la combi
Casi muero cuando alguien me tocó el hombro
Pidiéndome si podía pasar su pasaje, toqué el timbre y me bajé
Estaba sudando frío, mareado, asqueado, lo siguiente fue el vómito y luego
Ese desvanecimiento de la realidad
De nuevo todo se desmoronaba, se empezaba a esfumar
Y lo único que dejaba era un brillo profundo, todas las cosas desaparecían
El niño que caminaba con su mamá hacia la escuela
El perro que era feliz con un hueso, las palomas que volaban por el cielo
El sol, las nubes, todo se esfumaba y solo dejaba un brillo cegador
Y de nuevo, oscuridad
Aparecí en mi cuarto, me veía desde una esquina
Acostado en mi cama, durmiendo, viéndome fijamente a los ojos
Parpadeé y... después abrí los ojos
El sonido de la noche
Siempre caminaba de Jeudi a casa a las dos de la mañana
Después de un par de pulques y algún trago ajeno
Caminaba por Eduardo Ruiz, atravesaba la plaza del Carmen
Y me adentraba más en la oscuridad del centro
Llegando a la esquina de Cactux siempre escuchaba ese sonido
Era como si un pterodáctilo gritara mientras sobrevolaba Morelia
Era corto, pero se repetía varias veces en los cinco minutos
Que me hacía desde esa esquina hasta mi casa
Sin embargo, esa noche fue distinta
Llegando a la calle Dr. Miguel Silva lo vi, por supuesto que no era un pterodáctilo
Era algo más... ¿extraño?
Era un coche, un Tsuru gris para ser exacto
Esa era la fuente del sonido que escuchaba sin cesar todas las noches
Mi gran sorpresa no era que mi auto favorito hiciera ese ruido desconocido
Sino que nadie manejaba ese coche
Apresuré el paso, me limpié los ojos y confirmé que no había nadie ahí
El volante se movía solo y daba la vuelta en primero de mayo para no volverlo a ver jamás
Sigo escuchando ese sonido por las noches
Pero ya no camino de Jeudi a casa por temor a volvérmelo a encontrar
El perro de los ojos rojos
Todo comienza en la ENES,
Venía desvelado de bailar en Jeudi toda la noche y
Para mi mala suerte, tuve ese mismo sueño donde todo se desvanece
Pero aquí estoy, a punto de tomar mi primera clase
Es un día pesado, llego a las nueva cuarenta y cinco y salgo hasta las ocho
Con este nuevo horario la oscuridad empieza a apoderarse de todo desde temprano
Termino mis clases, salgo cansado
Pero voy al estacionamiento porque quedé de verme con una chica que conocí en el pumabús
Mientras camino para allá pienso "qué lugar más raro para vernos"
No le doy mucha importancia ya que ahora un lomito ladra desde la distancia
Le dejo de prestar atención
Pero de reojo veo que está corriendo hacia mi con sus colmillos de fuera
El hocico escurriendo en espuma y sus ojos rojos, brillosos, viéndome con odio
Mi primera reacción es correr
Casi caigo por el anfiteatro
Pero logro llegar a salvo al estacionamiento... y esta vacío
No logro ver donde quedó aquel perro que me perseguía
Sin embargo, detrás de un coche sale aquella chica que conocí en la mañana
Se acerca hacía mí, me saluda y me pierdo en sus ojos, rojos, brillosos
Lo primero que pasó fue que abrí los ojos
Mi corazón latía como si hubiera corrido un maratón
Seguía agitado y lo único que quería era no pensar más en ello
Cuando menos me di cuenta ya eran las cinco cuarenta y cinco
Llevaba dos horas viendo el celular para distraerme
Pero era tiempo de meterme a bañar e ir a la escuela como todos los días
Caminaba asustado a la combi
Casi muero cuando alguien me tocó el hombro
Pidiéndome si podía pasar su pasaje, toqué el timbre y me bajé
Estaba sudando frío, mareado, asqueado, lo siguiente fue el vómito y luego
Ese desvanecimiento de la realidad
De nuevo todo se desmoronaba, se empezaba a esfumar
Y lo único que dejaba era un brillo profundo, todas las cosas desaparecían
El niño que caminaba con su mamá hacia la escuela
El perro que era feliz con un hueso, las palomas que volaban por el cielo
El sol, las nubes, todo se esfumaba y solo dejaba un brillo cegador
Y de nuevo, oscuridad
Aparecí en mi cuarto, me veía desde una esquina
Acostado en mi cama, durmiendo, viéndome fijamente a los ojos
Parpadeé y... después abrí los ojos
El sonido de la noche
Siempre caminaba de Jeudi a casa a las dos de la mañana
Después de un par de pulques y algún trago ajeno
Caminaba por Eduardo Ruiz, atravesaba la plaza del Carmen
Y me adentraba más en la oscuridad del centro
Llegando a la esquina de Cactux siempre escuchaba ese sonido
Era como si un pterodáctilo gritara mientras sobrevolaba Morelia
Era corto, pero se repetía varias veces en los cinco minutos
Que me hacía desde esa esquina hasta mi casa
Sin embargo, esa noche fue distinta
Llegando a la calle Dr. Miguel Silva lo vi, por supuesto que no era un pterodáctilo
Era algo más... ¿extraño?
Era un coche, un Tsuru gris para ser exacto
Esa era la fuente del sonido que escuchaba sin cesar todas las noches
Mi gran sorpresa no era que mi auto favorito hiciera ese ruido desconocido
Sino que nadie manejaba ese coche
Apresuré el paso, me limpié los ojos y confirmé que no había nadie ahí
El volante se movía solo y daba la vuelta en primero de mayo para no volverlo a ver jamás
Sigo escuchando ese sonido por las noches
Pero ya no camino de Jeudi a casa por temor a volvérmelo a encontrar
El perro de los ojos rojos
Todo comienza en la ENES,
Venía desvelado de bailar en Jeudi toda la noche y
Para mi mala suerte, tuve ese mismo sueño donde todo se desvanece
Pero aquí estoy, a punto de tomar mi primera clase
Es un día pesado, llego a las nueva cuarenta y cinco y salgo hasta las ocho
Con este nuevo horario la oscuridad empieza a apoderarse de todo desde temprano
Termino mis clases, salgo cansado
Pero voy al estacionamiento porque quedé de verme con una chica que conocí en el pumabús
Mientras camino para allá pienso "qué lugar más raro para vernos"
No le doy mucha importancia ya que ahora un lomito ladra desde la distancia
Le dejo de prestar atención
Pero de reojo veo que está corriendo hacia mi con sus colmillos de fuera
El hocico escurriendo en espuma y sus ojos rojos, brillosos, viéndome con odio
Mi primera reacción es correr
Casi caigo por el anfiteatro
Pero logro llegar a salvo al estacionamiento... y esta vacío
No logro ver donde quedó aquel perro que me perseguía
Sin embargo, detrás de un coche sale aquella chica que conocí en la mañana
Se acerca hacía mí, me saluda y me pierdo en sus ojos, rojos, brillosos
Credits
Writer(s): Julio Abreu
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