Os cedo los estribos

Es sangre, solo sangre, entre saliva seca
De secos manantiales lo que chorrea mi lengua
Queriendo desbordar mi comisura hueca
Naciendo de una herida que escuece cuando mengua

Maestros y poetas, os cedo los estribos
Prestadme una elegía, prestadme un madrigal
Prestadme, sin reservas, un verso fiero y vivo
Que de mi boca sepa salir sin sonar mal

Es sangre, solo sangre, con hambre y sin paciencia
Una pedrada al aire muy poco calculada
Queriendo despertar un brote de insistencia
Buscando una virtud que no sé si me fue dada

Maestros y poetas, arded en mis nudillos
Prestadme vuestros ojos, prestadme mucho más
Prestadle a mi cabeza, que es una olla de grillos
La estela que la ayude a no quedarse atrás

Prestadme vuestras manos cansadas de ser viejas
Sin piel entre las uñas, sin uñas que entintar
Prestadme vuestras muertes, morid en mis orejas
Que quiero vuestros ruidos poderlos masticar

Siento un ardor cortante, dependiente y tirano
Tan salvaje cuando amante, cuando enemigo tan cruel
Siento el dolor de ver cómo me muerde la mano
Y se escurre cuando intento dejarlo atado a un papel

Maestros y poetas, os cedo los estribos
Prestadme una elegía, prestadme un madrigal
Prestadme, sin reservas, un verso fiero y vivo
Que de mi boca sepa salir sin sonar mal

Prestadme vuestras manos cansadas de ser viejas
Sin piel entre las uñas, sin uñas que entintar
Prestadme vuestras muertes, morid en mis orejas
Que quiero vuestros ruidos poderlos masticar

Siento un ardor cortante, dependiente y tirano
Siento el dolor de ver cómo me muerde la mano