Sutil Canción de Protesta

Laberintos de espejos me devuelven
Una imagen distinta de la mía
Mi luz -casi inconsciente- te oscurece
La sombra que huye despavorida
Y lloran los cristales que separan
Invisibles tu cuerpo de mi abrazo
¿Es que nada te turba ni te espanta
O volviste deporte los ocasos?

Aturden los silencios conventuales
Lastima hasta la más dulce caricia
Si abundan los amores residuales
Ni el Bosco en "El jardín de las delicias"
Podría dibujar todos los males
Que me causó el infierno de tu risa
Vacíos tanto besos que puntuales
En la oficina de los desencantos
Marcan tarjeta y vuelven los rituales
Torpe papeleo burocrático
Fantasmas que golpean la ventana
Aquella que da al patio del futuro
Me obligan a permanecer en guardia
Y cansa, a veces, siempre estar de turno

Aturden los silencios conventuales
Lastima hasta la más dulce caricia
Si abundan los amores residuales
Ni el Bosco en "El jardín de las delicias"
Podría dibujar todos los males
Que me causó el infierno de tu risa
No conseguí encontrar ni en el "Guernica"
(entre los grises que pintara Pablo)
El gris con el teñiste mi vida
Mi redención, mi paz y mi pecado
A vos, mi más confusa melodía
En este endecasílabo te canto