Adán y Esteban

En el paraíso
De una realidad paralela
Dios creó a dos hombres
Y luego les puso de nombre
Adán y Esteban

A uno lo hizo de piel clara
Y al otro, de piel morena
Y les dijo
Podéis comer todas las frutas
Menos la berenjena

Y cuando Dios los dejó solos
Desnudos, en la hierba
Adán vio una serpiente
Entre las piernas de Esteban

Se levantó gritando qué tienes aquí!
Y Esteban se miró bien y se echó reir
Esta es la fruta que nos ha prohibido Dios
Ven, prueba su sabor

Y Adán le dio un mordisco
Y acarició la piel
De aquella fruta oscura
Brillante y grande
Que regalaba miel

Justo en aquel instante
Dios bajó del cielo
Y pilló in fraganti a Adán y Esteban
Comiéndosela por el suelo

Del susto casi no lo cuentan
Pararon los dos en seco
Dios tenía pinta de estar mosqueado
Su cara daba miedo

Y entonces Dios les dijo
Sin ningún remordimiento
Que por no haberle hecho caso
Irían al infierno

Y Adán se puso de rodillas y gritó
Que él no quería ir al infierno, por favor
Que si tan malo era probar la berenjena
Por qué hizo que en su alma bueno pareciera?

Y ahí Dios se dio cuenta
Que Adán tenía razón
Que no había problema
Que eran parte de su creación

Y los dejó quedarse
Viviendo en el Edén
Corriendo con los ciervos
Se lo pasaban bien

Y Dios los saludaba
Cuando los iba a ver
No hacían daño a nadie
Se lo pasaban bien

Y fueron felices y comieron berenjenas