Mi Niña Santa Milagrosa - Santa Muerte Milagrosa del Camino

Mi Niña Santa Milagrosa
Reina de la noche negra
Hoy te pido con respeto
Que protejas mi bandera
Que los tiros sean suspiros
Que las balas nos resbalen
Que ni drones ni soldados
Nos detecten ni nos paren

A mis soldados cuida siempre
Que sus pasos sean firmes
Que su filo nunca falle
Que sus sombras sean invisibles
Si me cuidas tú a mí también
Te prometo en cada altar
Cabezas de jaguar doradas
Y rezos que no han de faltar

Que los cuernos sean sordos
Que las balas no me encuentren
Que las sombras me protejan
Que el peligro nunca venga

Mi Santita de los cielos
Protectora de mi jefe
Te imploro por su camino
Que su mente sea más fuerte
Que los federales fallen
Que las trampas nunca funcionen
Que su nombre quede oculto
En el polvo de los montes

A mis carnales cuida siempre
Que sus armas nunca duden
Que sus ojos vean claro
Que su lealtad nunca cambie
Por el Patrón y sus pasos
Por mi gente en la batalla
Te prometo ofrendas grandes
Y rezos bajo metralla

Que las balas se confundan
Que los casquillos no me hieran
Que el acero se detenga
Que la muerte sea ciega

Flaquita Santa madre eterna
Guarda siempre a mis pupilos
Que el más joven de mis hombres
Sea tan fuerte como un niño
Que los machetes no los vean
Que los plomos no los encuentren
Que la sombra de tus alas
Los mantenga siempre fuertes

A mi segundo protégelo
Que su juicio sea brillante
Que su palabra sea ley
Y que guíe a los demás
Te prometo en cada esquina
Altares de puro oro
Que nunca falte tu nombre
Grabado en mi tesoro

Que los cuernos no disparen
Que las balas se detengan
Que las sombras sean mi escudo
Que la suerte nunca muera

Mi Reina Blanca última luz
Te rezo aquí entre balaceras
Por mi jefe y por mi sangre
Por el equipo y la bandera
Que los muros nunca caigan
Que las trampas sean lejanas
Que tus ojos siempre cuiden
Nuestro paso entre montañas

Por el Patrón por su corona
Por los hombres que me cuidan
Te prometo cada día
Rezos hechos entre ruinas
Que las balas no me vean
Que los tiros se desvíen
Que las sombras sean mi madre
Que el acero nunca silbe