Estaba en el Bar
Estaba en el bar,
y me lamía las heridas,
cuando apareció,
solemne y prohibida.
Miraba sin ver,
entre los dedos la colilla,
se pidió un café,
y no dejó propina.
Volvió al otro dia,
con la garganta seca,
tenia en los ojos
un toque de tristeza.
Y la seguí,
tratando de que no me viera,
por averiguar,
porqué familiar me era.
Nos metimos en las calles
de unos barrios de mierda,
ella con paso firme,
yo con la miraba alerta.
Tropecé con un cascote,
ella se dio la vuelta,
clavándome unos ojos duros,
yo tendido en la vereda.
Me eché a correr,
en un ataque de vergüenza,
ella gritó mi nombre
y me quedé de piedra.
Y me oculté,
en un chaflán que hacía esquina,
vino por detrás me dijo,
me dijo no te rindas.
Me beso las manos,
con cierta idolatría.
No son las del maestro, me dijo,
pero sacan chispas,
y me jugué una carta que no tenia,
le dije ven, acuéstate a mi orilla.
Nos metimos en la cama,
como en una parrilla,
cociendonos a fuego lento,
con destreza y maestría.
Sentimos las campanadas
de mi puntapié en herida,
y en ese momento lloré,
quien eres bendita mía.
Me acarició,
con unas manos de ardilla.
Me dijo,
no me recuerdas mi amor,
mi amor yo soy tu vida.
y me lamía las heridas,
cuando apareció,
solemne y prohibida.
Miraba sin ver,
entre los dedos la colilla,
se pidió un café,
y no dejó propina.
Volvió al otro dia,
con la garganta seca,
tenia en los ojos
un toque de tristeza.
Y la seguí,
tratando de que no me viera,
por averiguar,
porqué familiar me era.
Nos metimos en las calles
de unos barrios de mierda,
ella con paso firme,
yo con la miraba alerta.
Tropecé con un cascote,
ella se dio la vuelta,
clavándome unos ojos duros,
yo tendido en la vereda.
Me eché a correr,
en un ataque de vergüenza,
ella gritó mi nombre
y me quedé de piedra.
Y me oculté,
en un chaflán que hacía esquina,
vino por detrás me dijo,
me dijo no te rindas.
Me beso las manos,
con cierta idolatría.
No son las del maestro, me dijo,
pero sacan chispas,
y me jugué una carta que no tenia,
le dije ven, acuéstate a mi orilla.
Nos metimos en la cama,
como en una parrilla,
cociendonos a fuego lento,
con destreza y maestría.
Sentimos las campanadas
de mi puntapié en herida,
y en ese momento lloré,
quien eres bendita mía.
Me acarició,
con unas manos de ardilla.
Me dijo,
no me recuerdas mi amor,
mi amor yo soy tu vida.
Credits
Writer(s): Mario Fernandez
Lyrics powered by www.musixmatch.com
Link
© 2024 All rights reserved. Rockol.com S.r.l. Website image policy
Rockol
- Rockol only uses images and photos made available for promotional purposes (“for press use”) by record companies, artist managements and p.r. agencies.
- Said images are used to exert a right to report and a finality of the criticism, in a degraded mode compliant to copyright laws, and exclusively inclosed in our own informative content.
- Only non-exclusive images addressed to newspaper use and, in general, copyright-free are accepted.
- Live photos are published when licensed by photographers whose copyright is quoted.
- Rockol is available to pay the right holder a fair fee should a published image’s author be unknown at the time of publishing.
Feedback
Please immediately report the presence of images possibly not compliant with the above cases so as to quickly verify an improper use: where confirmed, we would immediately proceed to their removal.