Poema
Que cómo viví durante estos últimos años?,
no sé,
viajes, trabajo, ruidos,
amores para calmar la sed.
Viví escapándome de todos,
eso sí, no me quedé en nadie,
y ahora, ya ves... me enamoré.
Amor...
una palabra que es como un gesto nuevo en la boca,
amor...
pero no,
no se enamoró el muchacho
que había en mí hace veinte años,
y se enamoró con palabras de fantasía,
con flores, con música,
con angustias, con celos,
con todo.
Se llama... ah!
para qué voy a decirte su nombre,
es mío, como mi propio nombre,
como es mía su risa que en la mañana
es un pronóstico de buen día;
ese día que busqué en una montaña de tiempo,
porque este es también el milagro
de decirle al tiempo: ¡qué me importa!
yo sólo tengo veinte desengaños más...
o ya nos los tengo.
Que ¿cuánto va a durarme?, ¿cuánto?
un día, un minuto, una mirada,
una esperanza, una canción, nada más,
ya duró, ya está en mí, ya se fue;
se fue
como aquella rosa que un día me regaló,
la traía escondida
y cuando me la entregó
estaba a punto de marchitarse
pero no murió,
porque sigue viva en nuestro amor;
¿dije que se fue?, no, no, no se fue
es toda mi juventud,
es la verdad que uno busca toda la vida
y que sólo dura un instante.
Cuando tú te marchaste
creí que nunca más volvería a amar,
y ya ves, estoy enamorado otra vez,
como antes, con la misma fuerza de los veinte años,
no, no, con más fuerza,
porque si tú fuiste mi primer amor,
éste es el último.
no sé,
viajes, trabajo, ruidos,
amores para calmar la sed.
Viví escapándome de todos,
eso sí, no me quedé en nadie,
y ahora, ya ves... me enamoré.
Amor...
una palabra que es como un gesto nuevo en la boca,
amor...
pero no,
no se enamoró el muchacho
que había en mí hace veinte años,
y se enamoró con palabras de fantasía,
con flores, con música,
con angustias, con celos,
con todo.
Se llama... ah!
para qué voy a decirte su nombre,
es mío, como mi propio nombre,
como es mía su risa que en la mañana
es un pronóstico de buen día;
ese día que busqué en una montaña de tiempo,
porque este es también el milagro
de decirle al tiempo: ¡qué me importa!
yo sólo tengo veinte desengaños más...
o ya nos los tengo.
Que ¿cuánto va a durarme?, ¿cuánto?
un día, un minuto, una mirada,
una esperanza, una canción, nada más,
ya duró, ya está en mí, ya se fue;
se fue
como aquella rosa que un día me regaló,
la traía escondida
y cuando me la entregó
estaba a punto de marchitarse
pero no murió,
porque sigue viva en nuestro amor;
¿dije que se fue?, no, no, no se fue
es toda mi juventud,
es la verdad que uno busca toda la vida
y que sólo dura un instante.
Cuando tú te marchaste
creí que nunca más volvería a amar,
y ya ves, estoy enamorado otra vez,
como antes, con la misma fuerza de los veinte años,
no, no, con más fuerza,
porque si tú fuiste mi primer amor,
éste es el último.
Credits
Writer(s): Alberto Cortez
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