La Niña de Guatemala
Antes de darle la bienvenida a mi Amparito Ochoa.
Una... para terminar esta parte, una canción a la que yo le puse música, que es un poema, un verso de José Martí, que se llama "La Niña de Guatemala" con música mía.
Quiero a la sombra de un ala contar este cuento en flor.
La niña de Guatemala, la que se murió de amor.
Ah ay, eran de lirio los ramos y las orlas de reseda, y de jazmín la enterramos en una caja de seda.
Ella dio al desmemoriado una almohadilla de olor, él volvió, volvió casado, ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas obispos y embajadores.
Detrás iba el pueblo en tandas todo cargado de flores.
Ella por volverlo a ver, salio a verlo al mirador, el volvió con su mujer, ella se murió de amor.
Como de bronce candente al beso de despedida, era su frente la frente que mas he amado en mi vida.
Se entró de tarde en el río, la sacó muerta el doctor, dicen que murió de frío yo se que murió de amor.
Allá en la bóveda helada, la pusieron en dos bancos, besé su mano afilada, besé sus zapatos blancos.
Aaaah aaay, callado al oscurecer me llamó el enterrador.
Nunca mas he vuelto a ver a la que murió de amor.
Ah ay.
Una... para terminar esta parte, una canción a la que yo le puse música, que es un poema, un verso de José Martí, que se llama "La Niña de Guatemala" con música mía.
Quiero a la sombra de un ala contar este cuento en flor.
La niña de Guatemala, la que se murió de amor.
Ah ay, eran de lirio los ramos y las orlas de reseda, y de jazmín la enterramos en una caja de seda.
Ella dio al desmemoriado una almohadilla de olor, él volvió, volvió casado, ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas obispos y embajadores.
Detrás iba el pueblo en tandas todo cargado de flores.
Ella por volverlo a ver, salio a verlo al mirador, el volvió con su mujer, ella se murió de amor.
Como de bronce candente al beso de despedida, era su frente la frente que mas he amado en mi vida.
Se entró de tarde en el río, la sacó muerta el doctor, dicen que murió de frío yo se que murió de amor.
Allá en la bóveda helada, la pusieron en dos bancos, besé su mano afilada, besé sus zapatos blancos.
Aaaah aaay, callado al oscurecer me llamó el enterrador.
Nunca mas he vuelto a ver a la que murió de amor.
Ah ay.
Credits
Writer(s): Pd Traditional, Oscar Chavez Fernandez
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