Rosita Alvirez

Año de mil novecientos,
presente lo tengo yo,
en un barrio de Sartillo
Rosita Alvírez murió.
Su madre se lo decía:
Rosa esta noche no sales;
mamá no tengo la cupa,
que a mí me cuadren los bailes,
que a mi me gusten los bailes.
Hipólito llegó al baile,
y a Rosa se dirigió
como era la más bonita,
Rosita lo desairó,
Rosita lo desairó.
Rosita no me desaires la gente lo va a notar,
pues que digan lo que quieran,
contigo no he de bailar,
contigo no he de bailar.
Echó mano a la cintura,
y una pistola sacó
y a la pobre de rosita,
nomás tres tiros le dió,
nomás tres tiros le dió.

Rosita le dice a Irene,
no te olvides de mi nombre;
cuando vayas a los bailes,
no desprecies a los hombres.

El día que la mataron,
Rosita estaba de suerte;
de tres tiros que le dieron,
nomás uno era de muerte,
nomás uno era de muerte.
La casa era colorada y estaba recién pintada,
con la sangre de Rosita
le dieron otra pasada,
le dieron otra pasada.

Rosita ya está en el cielo,
dándole cuenta al creador;
Hipólito esta en la cárcel,
dando su declaración,
dando su declaración.



Credits
Writer(s): Morrie Sanchez
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