La Gran Vía: "Tango de la Menegilda" (Remastered)

¡Pobre-chica
la que tiene que servir!
Más va-liera
que se llegase a morir.
porque si es que no sabe
por las mañanas brujulear,
aunque mil años viva
su paradero es el hespital.
Cuando yo-vine aquí,
lo primero que al pelo aprendí
fuea a fregar, -a barrer,
a guisar, a planchar y a coser.
Pero viendo que estas cosas
no me hacían prosperar
consulté con mi conciencia
y al punto me dijo: "Aprende a sisar".
Salí tan mañosa, que al cabo de un año,
tenía seis trajes de seda y satén.
A nada que ustedes discurran un poco,
ya saben, o al menos
se lo han figurao.,
de dónde saldría...
para ello el parné.
Yo iba-sola
por la mañana a comprar,
y me-daban
tres duros para pagar;
y de sesenta reales
gastaba treinta, o un poco más,
y lo que me sobraba
me lo guardaba un melitar.
Yo no sé-cómo fue
que un domingo después de comer,
yo no sé -que pasó
que mi ama a la calle me echó.
Pero al darme el señorito
la cartilla y el parné,
me decía por lo bajo:
"Te espero en Eslava tomando café".
Después de este lance serví a un boticario,
serví a una señora que andaba muy mal;
me vine a esta casa y ahí estoy al pelo,
pues sirvo a un abuelo
que el pobre está lelo
y yo soy el ama...
y punto final.

La Gran Vía (Tango de doña Virtudes)
Pobres-amas
las que tiene que sufrir
a esas-truchas
de criadas de servir;
porque si una no tiene
por las mañanas mucho de acá,
crea usted, caballero,
que la dividen por la mitad.
El domin-go pasao
a un pendón que es de al lao de Bilbao,
el permi-so la di
para ir al teatro Madrid;
y le dije en la escalera
cuando ya se iba a marchar:
-"Cuidadito que te vengas
así que se acabe,
por si hay que fregar".
Usted se figura que vino a las ocho,
que vino a las nueve, que vino a las diez,
pues vino a las doce con un artillero
y dijo el grosero
con tono altanero:
-"Señora Virtudes...
dispénsela ustez".
Tuve-otra
que era de Valladolí,
y tenía unos bigotes así.
Y mi señor marido,
que es peluquero... por afición,
me dijo: -"A ésta la pago
con la navaja y con el jabón".
Pues, al mes-no cabal
me faltó un cucharón de metal
y una fal-da de tul
que hallé registrando un baúl.
Me faltaron dos pendientes de azabache superior,
y, por fín de tantas faltas,
faltóme mi esposo, que fue lo peor.
Después tuve una que a poco me pega;
después tuve otra que sí me pegó,
y, en fín, tuve una tan buena persona,
que friega, que barre,
que lava, que cose,
que plancha, que guisa,
porque esa soy yo.



Credits
Writer(s): Federico Chueca Robles, Joaquin Valverde Duran, Felipe Perez Fernandez
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