La Leyenda de Gabino

Casi me suena a leyenda la historia que me contaron
Ya muchos años pasaron de una terrible contienda
La causante fue una prienda que convirtió en asesina
A un puestero, a un tal Gabino, que por ella y su traición
Mató en un duelo al patrón, una tarde en un molino

Comentan que era cantor, que su voz era un lamento
Mezcló es su estampa y su acento, al zorzal y al picaflor
Y por culpa del error marchó pa siempre el paisano
Con la guitarra en sus manos y el puñal en la cintura
Y se perdió su figura en los montes entrerrianos

Más de un rastreador mandaron, pero aquel que se atrevió
Nunca jamás regresó ni sus huellas encontraron
Pero después comentaron que en aquella selva había
Una ciénaga que hacía confundir a aquel que entraba
Y si en ella se ganaba, para siempre se perdía

El tiempo quizás borró la historia de muchas mentes
Y pasó a ser, simplemente, un hecho que ya ocurrió
Pero nadie imaginó que en tremendo desafío
Entre veranos y fríos, Gabino vive, quizás
Cual paloma montaraz en la selva de Entre Ríos

Porque un tropero, al pasar, siendo en los montes vaqueano
En un claro vio a un anciano que intentaba disparar
Al no poderlo lograr, al sentirse descubierto
A pesar del desconcierto, desenvainó su puñal
Y echó ancas a un matorral, cual montes en campo abierto

El tropero disparó, y en boliche, una tarde
Dijo: "no es bueno que guarde lo que mi vista observó"
Casi ninguno creyó la historia que les contaba
Pero en un rincón estaba, refregándose las manos
Nerviosamente, un anciano que muy atento escuchaba

"Yo sí le creo al tropero", comentó don Saturnino
"Puede ser que sea Gabino, él fue mi gran compañero
Yo fui mensual, y el puestero, en la estancia de Almaraz
Y hoy, cuando el sol no esté más, perdido en el horizonte
En las entrañas del monte descubriré la verdad"

Cuando la noche al llegar, le apagó el monte los trinos
Ya lo encontró a Saturnino muy dispuesto a averiguar
Una lechuza al chistar, aquel silencio cortó
Y allí el anciano soltó un silbo que llevó el viento
Y el monte, como en un lamento, un silbo le devolvió

Así encaró, decidido, a cada paso silbaba
Y el ceibal le contestaba, un silbo muy conocido
Y de pronto, estremecido, en un clarito se halló
Con un fogón que alumbró una imagen que desgarra
Un anciano, una guitarra, y como testigo Dios

En tan extraño paisaje se encontraron dos amigos
Y como mudo testigo, la guitarra sin cordaje
Y ya, de vuelta del viaje, les comentó a sus paisanos
Con la guitarra en las manos y un lamento en la garganta
"De noche, Gabino canta en los montes entrerrianos"



Credits
Writer(s): Carlos Ramon Fernandez
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