Cotidiano

Ella debería estar sentada en su pupitre,
aprendiendo al menos quien fue Cristóbal Colón.
Dándole una ojeada a uno de esos cuentos de hadas,
donde aún con bruja a bordo siempre queda una ilusión.

Pero cambió su cuaderno por dulce y bombón,
que vende hasta en días de invierno en medio del trancón,
mientras mamá espera en casa y pasa su resaca.

Si le queda tiempo libre su esponja que no es Bob,
limpiará algún cristal sucio a causa del smoke.
La luz roja del semáforo será su aliada.

Y si pasas mañana, tú también la puedes ver,
todo en su vida ya es cotidiano.
Llega a las ocho y no ha cumplido los diez,
con este oficio la han castigado.
Pasa mañana, tú también la puedes ver,
tiene ojos tristes, pelo asoleado.
Y llega a las ocho y no ha cumplido los diez,
y de ella sólo ella se ha ocupado.
Y un día llegará y mostrará todo el dolor,
pues, de esta sociedad sólo le queda el mal sabor.

Ella debería comer tres veces al día,
jugar con su muñeca y saberse la tabla del dos.
Recibir con besos uno que otro abrazo
antes que ande en malos pasos y sin ley ni Dios.

Pero le toca solita en esta selva gris,
de pronto nunca descubra donde esta Paris.
Y mientras crece otros correrán la misma suerte.

Saldrá una nueva campaña en la televisión
que anuncie pena severa a tanta explotación.
Ya muchos de los que cayeron les ganó la muerte.

Y si pasas mañana, tú también la puedes ver,
todo en su vida ya es cotidiano.
Llega a las ocho y no ha cumplido los diez,
con este oficio la han castigado.
Pasa mañana, tú también la puedes ver,
tiene ojos tristes, pelo asoleado.
Y llega a las ocho y no ha cumplido los diez,
y de ella sólo ella se ha ocupado.
Y un día llegará y mostrará todo el dolor,
pues, de esta sociedad sólo le queda el mal sabor.

Y un día llegará y mostrará todo el dolor,
pues, de esta sociedad sólo le queda el mal sabor.

Y un día llegará y mostrará todo el dolor,
pues, de esta sociedad sólo le queda el mal sabor.