Peces de ciudad

Se llamaba Alain Delon
el viajero que quiso enseñarme a besar
en
primavera de un amor
anatolio y fugaz como el sol del Veranillos de San Martin
hay quien dice que fui yo
la primera en olvidar
cuando en un si bemol de
de pérdida

en la fatua Nueva York, da más sombra que los limoneros
la estatua de la Libertad
pero en "" la sirena de los petroleros

no deja reír ni volar

y en el coro de Babel desafina un español
no hay más ley que la ley del tesoro
en las minas del rey Salomón
desafiando el oleaje sin timón ni timonel
por mis sueños va, ligero de equipaje
sobre un cascaron de nuez, mi corazón de viaje
luciendo los tatuajes de un pasado bucanero de un velero al abordaje de... de, de un no te quiero querer
y ¿Cómo huir cuando no quedan islas para naufragar al país donde los sabios se retiran del agravio de buscar labios que sacan de quicio?
mentiras que ganan juicios tan sumarios que envilecen el cristal de los acuarios de los peces de ciudad

que perdieron las agallas en un banco de morralla
de nadar por no llorar

el Dorado era un champú
la virtud unos brazos en cruz
el pecado una página web
en Macondo comprendí
que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver
Cuando en vuelo regular surqué el cielo de Madrid, me respetaban dos pies en el suelo que no se acordaban de mi.
desafiando el oleaje sin timón ni timonel