Medellín
Seis de la mañana y la esperanza que se ufana de volver al ring,
doce medio día y una fe que todavía pinta pa' festín,
cinco de la tarde pa'l valiente y pa'l cobarde otra vez tilín-tilín
en el melodrama que se llama Medellín.
Esta cosa extraña de cargar a las montañas en el maletín,
este amor sencillo que me cabe en el bolsillo de cualquier bluyín,
este largo cuento cuyo pálido argumento son las flores de Caín,
sepa Dalai-Lama que se llama Medellín.
Puedes ceñirte el pantalón
pero al final del reggaettón
la silicona no destrona al corazón.
Trampa de dios, templo y burdel,
te hablo de vos, carta y cartel,
quién te dejara lo que te dejó Gardel.
Una bandolera disfrazada de enfermera aunque sin botiquín,
una niña buena que en la noche se desvela sin su Vicodín,
una afrodisiaca muñequita tan sudaca y con complejo de Berlín
es esta amalgama que se llama Medellín.
Pero el carajito que se burla de tus gritos sobre el trampolín,
este lazarillo que te alumbra con cerillos sobre el polvorín,
aunque quema y arde cada viernes por la tarde, colorado colorín,
ama el holograma que se llama Medellín.
Puedes ceñirte el pantalón
pero al final del reggaettón
la silicona no destrona al corazón.
Trampa de dios, templo y burdel,
te hablo de vos, carta y cartel,
quién te dejara lo que te dejó Gardel.
doce medio día y una fe que todavía pinta pa' festín,
cinco de la tarde pa'l valiente y pa'l cobarde otra vez tilín-tilín
en el melodrama que se llama Medellín.
Esta cosa extraña de cargar a las montañas en el maletín,
este amor sencillo que me cabe en el bolsillo de cualquier bluyín,
este largo cuento cuyo pálido argumento son las flores de Caín,
sepa Dalai-Lama que se llama Medellín.
Puedes ceñirte el pantalón
pero al final del reggaettón
la silicona no destrona al corazón.
Trampa de dios, templo y burdel,
te hablo de vos, carta y cartel,
quién te dejara lo que te dejó Gardel.
Una bandolera disfrazada de enfermera aunque sin botiquín,
una niña buena que en la noche se desvela sin su Vicodín,
una afrodisiaca muñequita tan sudaca y con complejo de Berlín
es esta amalgama que se llama Medellín.
Pero el carajito que se burla de tus gritos sobre el trampolín,
este lazarillo que te alumbra con cerillos sobre el polvorín,
aunque quema y arde cada viernes por la tarde, colorado colorín,
ama el holograma que se llama Medellín.
Puedes ceñirte el pantalón
pero al final del reggaettón
la silicona no destrona al corazón.
Trampa de dios, templo y burdel,
te hablo de vos, carta y cartel,
quién te dejara lo que te dejó Gardel.
Credits
Writer(s): Cedric Depasquale, Maurizio Ruggiero
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