La Tristeza - Invitando a Salvadora

Y esa tarde estaba yo, añorando en mi tristeza.
Tenía un sueño como toda mujer, encontrar ese hombre, ese hombre que me hiciera feliz.
Más te vale haberme perdido, porque ese hombre, el que siempre engañaba...
Y es que me duele hasta el fondo del alma, las noches enteras de vapor amoroso; su mirada varonil.
Ese hombre era alto, siempre des-abotonando su camisa, y me decía: Canta, canta, canta, canta, canta, canta, canta mi cielo...
Canta, canta, canta, canta, canta, canta, canta mi cielo.
Déjame, por toda la vida.
Mírale, me anda engañando.
No se me olvida.
Déjame, déjame payaso.
Soy una mujer que quiere a su hombre con el poder entre las piernas, soy una mujer que mata a las rivales que se acerquen a mi lugar. ¿Qué me dijiste tu niño?, ¡deja pagar la cuenta!
¿Qué me dijiste pequeño?
Que me calle si no sabe.
Porque soy una mujer y el poder femenino está por encima del masculino.
El poder de la mujer, energía cósmica la del hombre lo aplastará... ¡Ay mis hijos, Ay mis hijos, Ay mis hijos, Ay mis hijos, Ay mis hijos, Ay mis hijos, Ay mis hijos, Ay mis hijos!
Déjame, por toda la vida.
Mírale, me anda engañando.
No se me olvida.
Déjame, déjame payaso.