El Gato Negro

De niño fui muy bueno, ingenuo y retraído
El traidor amor de mis amigos se había ido
Siempre fui decaído, se reían de mí y no conmigo
Mas yo era feliz, si a un animal daba cariño

Su generoso y genuino amor me hacía sentir vivo
Ese amor llega directo al corazón de un niño
Sobretodo si ya probó la falsa amistad del hombre
Un ser que yo defino como egoísta y abusivo

Yo me casé joven, con mi mujer todo iba bien
Teníamos peces, pájaros un perro y un gato también
El gato era hermoso, todo negro, majestuoso
Era mi camarada, era mi amigo, era fiel y cariñoso

Solo yo lo alimentaba y me seguía a todas partes
Nuestra amistad era intrañable hasta que mi carácter
Por el demonio de la intemperancia se hizo insoportable
Día a día me puse más irritable

Una noche que volví a casa borracho
Me pareció que Pluto me evitaba mucho
Lo agarré y asustado por mi violencia luchó
Me mordió la mano y ahí de mí se apoderó

Una maldad diabólica impulsada por el vino
Que estremeció cada fibra de mi ser, así yo
Fui por un cuchillo, sostuve al gato del cuello
Y deliberadamente hice mierda su ojo, le arranqué el brillo

Siento vergüenza y tiemblo
Al confesar tan horrible evento
El demonio de la interperancia estaba despierto
Dentro de mí, satisfecho y riendo

Cuando mi razón volvió con la mañana
El remordimiento devoraba mis entrañas pero le faltaron ganas
No alcanzó a tocar mi alma
Así que ahogué con vino esos recuerdos, fue como si nada

El gato mejoraba lentamente
Aunque la cuenca de su ojo sangraba frecuentemente
Al menos su dolor no era evidente
Aunque al verme, huía de mí, obvio, ya nada era como antes

Me sentía agraviado por la antipatía
Que me tenía un animal que antes tanto me quería
Hasta que entró en mí el demonio de la perversidad
Que es inherente al hombre tanto como lo es la soledad

Dime, ¿quién no ha hecho el mal por el gusto de hacerlo?
Romper el reglamento tan solo por tenerlo
Es tendencia natural no querer, no aceptar lo impuesto
Y transgredir, pues acatar siempre es molesto

Ese anhelo intrínseco del mal por el mal mismo
Me empujó unido al demonio de mi alcoholismo
Y a lo irritable que me ponía la antipatía del animal
A consumar el suplicio inflinjido en modo criminal

Una mañana a sangre fría, confieso
Le pasé un lazo por el pescuezo
Con lágrimas en los ojos y remordimiento en los huesos
Lo ahorqué en la rama de un cerezo

Lo ahorqué porque lo había querido, porque no habían motivos
Porque sabía que la moral lo había prohibido
Porque era un pecado definitivo
Más allá de la piedad de cualquier dios, sea piadoso o vengativo

Esa noche me retorcí bebiendo a la luz de la vela
Hasta que me despertaron unos gritos de afuera
Mi casa envuelta en llamas caía, ardía entera
Mi mujer me salvó a mí del fuego y de la borrachera

Al día siguiente visitamos las ruínas
Una multitud las rodeaba sorprendida
En la pared del fondo de la cocina
La imágen de un gato colgado estaba extraordinariamente definida

Mi mujer comprendió así que Pluto había muerto en el incendio
Pero yo, avergonzado en una culpa torturadora implacable y clandestina
Era víctima de las apariciones repentinas y súbitas del fantasma de mi ex amigo
En todos mis pensamientos y en todos mis actos, ese fantasma me perseguía, me perseguía

Hasta que una noche medio borracho en un bar
Vi un gato enorme que no me dejaba de mirar
Era igual a Pluto excepto en algo
Pluto era completamente negro y este tenía el pecho blanco

Al acariciarlo me ronroneó de inmediato
Y quise cuidarlo pa' aliviar la culpa por el otro gato
Pregunté al dueño del bar que si me lo vendía
Dijo que si tanto lo quería por Luca había trato

Maldita sopresa al día siguiente al verlo
El maldito gato al igual que Pluto era tuerto
Por eso mi mujer quiso más quererlo
No fue lo que pensé, lo odié, era ver al gato muerto

Su incondicional afecto me irritaba
Lentamente ese sentimiento se fundió con la rabia
Gradualmente sentí repugnancia hacia él
Y empecé a huír en silencio de su afecto fiel

El cariño del gato hacia mí, crecía
Proporcionalmente a la aversión que por él yo sentía
Con una testarudez indescriptible me seguía
Siempre se me acercaba con sus repugnantes caricias

Pero no lo lastimé
Lo impidió el recuerdo inborrable del crímen
Y porque en mi mente un terrible temor hacia él nacía
Gracias a en parte a que en la mancha blanca y difusa de su pecho se definía

Con una rigurosa nítidez en sus contornos
Era atroz y siniestro, no me había libra'o del monstruo
Con el terror y el remordimiento estaba preso
La mancha era como la marca de un lazo al pescuezo

Esa bestia me producía tal angustia
Antipatía, sueños horrorosos de día
Encarnada pesadilla, en mi corazón oprimía
El maldito me forzaba a padecer su compañía

En la opresión de esos tormentos
De mi intimidad gozaban solo malos pensmientos
Los más retorcidos, los más perversos
La tristeza de mi mal humor se hizo aborrecimiento

De todo y todos
Provocando en mí la amargura del odio
Repentinas explosiones de furia y episodios frecuentes de ira desatada
Mi mujer fue víctima de mi rabia descontrolada

Un día bajando la escalera al sótano el gato
Se me enredó en los pies y casi caigo
Eso me detonó, envuelto en las llamas de la furia
Y del rencor tomé un hacha y casi le doy con toda la fuerza del dolor

Mi mujer desvió el golpe, sentí ira maníaca
Y una explosión de rabia demoníaca
Con un ardor infernal como el de la peor tristeza
Dejé caer el hacha con la fuerza del infierno en su cabeza

Cayó muerta a mis pies y yo casi sin saber
A sangre fría pensé en cómo desaparecer el cadáver
Descuartizarlo, enterrarlo, quemarlo, ¿comerlo?
Uhmm, emparedarlo, la mejor solución pa' esconderlo

Demolí una pared y tras ella puse el cadáver tibio
Luego la reconstruí ladrillo a ladrillo
Miré conforme el trabajo, ni un solo rastro
Limpié la sangre y de inmediato fui en busca del monstruo

El astuto animal parecía haber huido
Es indescriptible el profundo y feliz sentimiento de alivio
No apareció y por primera vez desde que llegó, e
Esaa noche dormí, descansé, se había ido

Pasaron días, mi atormentador seguía ausente
Respiré libre, había huído para siempre
Ahora estaba segura mi felicidad futura
No había amargura, no había peligro latente

Vinieron policías para una rigurosa inspección
Registraron varias veces y me tomaron declaración
No hallaron nada y quedaron satisfechos
Era tanto el gozo que quemaba de placer mi pecho

Mi mujer me dejó, dije, y se lo creyeron
Disponíanse a marchar tranquilos pero no se fueron
Es que el júbilo de mí se apoderó
Ardía entero en deseos de decir una palabra de triunfo al menos

Caballeros, dije, cuando ya se iban
Me alegra haber disipado las sospechas de eso que investigan
¿Por cierto, vieron bien mi casa?
¿La solidez increíble de estas paredes tan bien construidas?

Entonces empujado por mi júbilo animal
Y mi soberbia golpeé sobre el muro tras el cuál
Estaba el cadáver de mi esposa y ahí me congelé
Que Dios me proteja por lo que provoqué

Apenas terminado el eco de mi golpe
En el muro una voz me contestó desde la tumba
Estoy seguro, un quejido ahogado entre cortado como un llanto
Se convirtió en un largo, agudo y continuo grito de espanto

Era anormal, inhumano, un aullido
Un alarido que jumbroso era horror y triunfo unidos
Como surgido en el infierno de la garganta de un condenado
O de un demonio gozoso en la condena por mil pecados

Los policías paralizados por la angustia más profunda
Con vértigo caí mirando atónito la tumba
Y cómo de inmediato el muro derrumbaban
Yo como nunca temblaba pues en frente de mí, allí estaba

De pie el cadaver de mi amada
Pudriéndose y cubierto de sangre coagulada
Ante nuestras espectantes miradas
Y sobre su cabeza con su enorme boca roja abierta estaba agazapada

La bestia con su único ojo de fuego
Su astucia al asesinato me llevó luego
Su horrible voz delatora al verdugo me entregó
Mi corazón de odio impregnó el maldito gato negro

Así comprendí que nunca habría paz, nunca
Su maullido infernal en mi cabeza aún retumba
Mi esposa y la bestia se encontraban juntas
Yo había emparedado al monstruo en la tumba



Credits
Writer(s): Wladimir Andres Espinosa Soto
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