El Camino de la Vida
... (Preludio)
De prisa como el viento van pasando,
los dias y las noches de la infancia,
un ángel nos depara sus cuidados,
mientras sus manos tejen las distancias.
Después llegan los años juveniles,
los juegos, los amigos del colegio,
el alma ya define sus perfiles,
y empieza el corazón,
de pronto a cultivar un sueño.
Y brotan como manantial,
las mieles del primer amor,
el alma ya quiere volar,
y vuela tras una ilusión,
y aprendemos que el dolor y la alegria,
son la escencia permanente de la vida,
Y luego cuando somos dos,
en busca de un mismo ideal,
formamos un nido de amor,
refugio que se llama hogar,
Y empezamos otra etapa en el camino,
un hombre, una mujer,
unidos por la fe y la esperanza.
... (interludio)
Los frutos de la unión que Dios bendijo,
alegran el hogar con su presencia,
a quien se quiere más sino a los hijos,
son la prolongación de la existencia.
Después cuantos esfuerzos y desvelos,
para que no les falte nunca nada,
para que cuando crezcan lleguen lejos,
y puedan alcanzar esa felicidad tan anhelada.
Y luego cuando ellos se van,
algunos sin decir adios,
el frio de la soledad,
golpea nuestro corazón;
Es por eso, amor mio, que te pido,
por una y otra vez,
si llego a la vejez, que estés conmigo.
Es por eso, amor mio, que te pido,
por una y otra vez,
si llego a la vejez, que estés conmigo.
De prisa como el viento van pasando,
los dias y las noches de la infancia,
un ángel nos depara sus cuidados,
mientras sus manos tejen las distancias.
Después llegan los años juveniles,
los juegos, los amigos del colegio,
el alma ya define sus perfiles,
y empieza el corazón,
de pronto a cultivar un sueño.
Y brotan como manantial,
las mieles del primer amor,
el alma ya quiere volar,
y vuela tras una ilusión,
y aprendemos que el dolor y la alegria,
son la escencia permanente de la vida,
Y luego cuando somos dos,
en busca de un mismo ideal,
formamos un nido de amor,
refugio que se llama hogar,
Y empezamos otra etapa en el camino,
un hombre, una mujer,
unidos por la fe y la esperanza.
... (interludio)
Los frutos de la unión que Dios bendijo,
alegran el hogar con su presencia,
a quien se quiere más sino a los hijos,
son la prolongación de la existencia.
Después cuantos esfuerzos y desvelos,
para que no les falte nunca nada,
para que cuando crezcan lleguen lejos,
y puedan alcanzar esa felicidad tan anhelada.
Y luego cuando ellos se van,
algunos sin decir adios,
el frio de la soledad,
golpea nuestro corazón;
Es por eso, amor mio, que te pido,
por una y otra vez,
si llego a la vejez, que estés conmigo.
Es por eso, amor mio, que te pido,
por una y otra vez,
si llego a la vejez, que estés conmigo.
Credits
Writer(s): Hector Ochoa-cardenas
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