Canción del Extranjero
Es cierto, sé que todos tus amantes
fueron jugadores pretendiendo haber dejado el juego.
Conozco a esos hombres y no es fácil
coger la mano de alguien que quiere alcanzar el cielo,
alguien que quiere alcanzar el cielo.
Y al recoger el comodín que se olvidó
descubres que no te ha dejado mucho más que nada.
Él como cualquier jugador se retiró
cansado de esperar por una carta aún más alta,
como San José buscando un pesebre,
como San José buscando un pesebre.
Y un día con serenidad te dice que
su voluntad se debilitó con tu amor y tu cobijo.
Sacará de su cartera un viejo horario de trenes
y dirá: "te dije al llegar que era un extranjero,
te dije al llegar que era un extranjero."
Pero ahora ves que hay alguien más que esconde
sueños y demás como si fueran la carga de otro.
Ya has visto a ese hombre antes repartiendo cartas
con su brazo de oro que ahora está oxidado,
y te ofrece juego a cambio de cobijo,
y canciones a cambio de cobijo.
Y tú odias ver a otro extranjero como aquel primero
haciéndote creer que ha dejado el juego.
Y mientras él oculta un as adviertes
un camino serpenteando como humo entre la nieve,
y de pronto sientes que envejeces.
Le dices que puede pasar, pero oyes algo
y al girarte ves la puerta abierta y nadie en ella.
Está junto a la ventana y no tienes nada que temer,
eres tú, mi amor, tú eres la extranjera,
tú mi amor, la única extranjera.
Quise esperar, sabía que te encontraría en este tren,
ya es hora de ir cogiendo otro.
Entiende por favor que nunca tuve un plan
para llegar a este sitio o a cualquier otro.
Y cuando te habla así no sabes que pretende.
Mañana podemos quedar bajo el puente
o junto al mar que se extiende hacia el infinito.
Y sube al coche-cama dejando el andén vacío
y entiendes que él nunca fue sincero,
que él no era aquel extranjero.
Y dices: "vale, bajo el puente es perfecto."
Y al recoger el comodín que se olvidó
descubres que no te ha dejado mucho más que nada.
Él como cualquier jugador se retiró
cansado de esperar por una carta aún más alta,
como San José buscando un pesebre,
como San José buscando un pesebre.
Y un día con serenidad te dice que
su voluntad se debilitó con tu amor y tu cobijo.
Sacará de su cartera un viejo horario de trenes
y dirá: "te dije al llegar que era un extranjero,
te dije al llegar que era un extranjero,
te dije al llegar que era un extranjero,
te dije al llegar que era un extranjero.
(Con todos mis respetos señor Cohen)
fueron jugadores pretendiendo haber dejado el juego.
Conozco a esos hombres y no es fácil
coger la mano de alguien que quiere alcanzar el cielo,
alguien que quiere alcanzar el cielo.
Y al recoger el comodín que se olvidó
descubres que no te ha dejado mucho más que nada.
Él como cualquier jugador se retiró
cansado de esperar por una carta aún más alta,
como San José buscando un pesebre,
como San José buscando un pesebre.
Y un día con serenidad te dice que
su voluntad se debilitó con tu amor y tu cobijo.
Sacará de su cartera un viejo horario de trenes
y dirá: "te dije al llegar que era un extranjero,
te dije al llegar que era un extranjero."
Pero ahora ves que hay alguien más que esconde
sueños y demás como si fueran la carga de otro.
Ya has visto a ese hombre antes repartiendo cartas
con su brazo de oro que ahora está oxidado,
y te ofrece juego a cambio de cobijo,
y canciones a cambio de cobijo.
Y tú odias ver a otro extranjero como aquel primero
haciéndote creer que ha dejado el juego.
Y mientras él oculta un as adviertes
un camino serpenteando como humo entre la nieve,
y de pronto sientes que envejeces.
Le dices que puede pasar, pero oyes algo
y al girarte ves la puerta abierta y nadie en ella.
Está junto a la ventana y no tienes nada que temer,
eres tú, mi amor, tú eres la extranjera,
tú mi amor, la única extranjera.
Quise esperar, sabía que te encontraría en este tren,
ya es hora de ir cogiendo otro.
Entiende por favor que nunca tuve un plan
para llegar a este sitio o a cualquier otro.
Y cuando te habla así no sabes que pretende.
Mañana podemos quedar bajo el puente
o junto al mar que se extiende hacia el infinito.
Y sube al coche-cama dejando el andén vacío
y entiendes que él nunca fue sincero,
que él no era aquel extranjero.
Y dices: "vale, bajo el puente es perfecto."
Y al recoger el comodín que se olvidó
descubres que no te ha dejado mucho más que nada.
Él como cualquier jugador se retiró
cansado de esperar por una carta aún más alta,
como San José buscando un pesebre,
como San José buscando un pesebre.
Y un día con serenidad te dice que
su voluntad se debilitó con tu amor y tu cobijo.
Sacará de su cartera un viejo horario de trenes
y dirá: "te dije al llegar que era un extranjero,
te dije al llegar que era un extranjero,
te dije al llegar que era un extranjero,
te dije al llegar que era un extranjero.
(Con todos mis respetos señor Cohen)
Credits
Writer(s): Ignacio Gonzalez Vegas
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