Habitación 615
Nunca pensamos en cruzar tantas veces el charco,
al menos nuca para hacer este trabajo.
Ahora hay dos taxis en la esquina para hacernos olvidar
nuestra casa, la rutina y nuestro miedo a volar.
De camino al aeropuerto alguien empieza a toser,
se queja de que en los aviones no se puede comer.
Es temprano y en la radio se da a conocer
al que estampó su coche en la sede del PP.
Una vez más sin saber qué nos va a pasar.
Algo se aproxima pero no sabemos qué.
Edu se toma un café con toda tranquilidad
y hablamos del futuro y la partenidad.
Y justo al sobrevolar los Cayos de florida,
empezamos a pensar cómo a cambiado nuestra vida.
Al fin y al cabo los aviones no están mal
siempre que tengas a mano vino y Orfidal.
Tras veinte horas de sol, vamos a aterrizar.
Desde el cielo el D.F es descomunal.
La gente aplaude las hazañas del piloto al posar
semejante bicho en medio de la cuidad.
Y a César le han retenido en el control de inmigración,
se asusta cuando va llegar dos tipos de la Interpol.
Saben su vida y él empieza a temblar,
comprueban que era un error y le dejan marchar.
El aire pesa como el plomo y nos cuesta respirar,
lo notamos justo cuando salimos a fumar.
Ahora nos lleva una van a la Colonia Roma,
el conductor tiene tres hijos, su mujer está en coma.
"En estos baches pueden ver la corrupcción,
esto sólo se arregla con otra revolución".
En el hotel hay bienvenida con tequila y mezcal
y unos chicos esperando una banda de metal.
Habitación 615,
una cama gigante, mil posturas posibles.
Una biblia en la mesa, un par de crucifijos
y en la puerta Saturno devorando a sus hijos.
Y ahora oigo a Luis hablar con España,
allí es invierno y su novia le extraña.
Yo me pego una ducha y me quedo tranquilo
y pienso en cenar y dormir contigo.
Y en un cuaderno escribo lo que ha pasado
y palabras que han cambiado de significado:
contrato, amigo, dinero, edad, música. trabajo, ego, vanidad.
¿Quien quiere seguir? ¿Quien se apunta a ir a un bar?
¡Por dios, si acabamos de llegar!
Uno se pone a reír, otro a organizar,
a veces pienso que esto no lo vamos a aguantar.
Y tras dos tequilas y otros dos mezcales,
empezamos a hablar sobre las multinacionales.
Y salen cifras y porcentajes, estamos muy tensos, no hay quien se relaje.
¿Y que queréis saber sobre las canciones?
Si estan bien hechas, no hacen falta explicaciones.
¿Y a quién le importa nuestra opinión
sobre el amor, la política o la secesión?
Y de vuelta al hotel escucho a Kozelek
y pienso en una canción que podríamos hacer.
Algo que sea real, totalmente real,
estos días recorriendo el Distrito Federal.
Y entro a comprar un disco de Juan Cicerol
y me dicen que recién, recién se les agotó.
Y eso me hace feliz y me pongo a gritar,
ese tipo es el puto nuevo Johnny Cash.
Y pienso en cuando nos dicen que aprovechemos,
que no sabemos cuánto duraremos.
Enciendo el televisor cansado de esta jornada.
56 canales en los que no hay nunca nada.
Te llamé mientras despertabas
y me dijiste: "La vida nunca es lo que imaginabas".
Sé que tienes razon, sueles tener razón,
pero sigo sin llegar a una conclusión.
Otro día de promo, de prisas y atascos,
de gente que tarda en llegar a su trabajo.
¿Y que tendrá lo que digamos de relevante?
Mejor leer a Gragera, a Tiqqun o a Carver.
Y otra vez el vacío y la soledad.
Y otro taxi que nos lleve a toda velocidad
a volver a beber y a bailar rocanrol,
y llamar a un contacto que nos haga un favor.
¿Y qué nos puede quedar, a decir verdad?
Ya tendremos tiempo para descansar.
Y por ahora es todo lo que os puedo contar,
quizá en un par de años pueda continuar.
al menos nuca para hacer este trabajo.
Ahora hay dos taxis en la esquina para hacernos olvidar
nuestra casa, la rutina y nuestro miedo a volar.
De camino al aeropuerto alguien empieza a toser,
se queja de que en los aviones no se puede comer.
Es temprano y en la radio se da a conocer
al que estampó su coche en la sede del PP.
Una vez más sin saber qué nos va a pasar.
Algo se aproxima pero no sabemos qué.
Edu se toma un café con toda tranquilidad
y hablamos del futuro y la partenidad.
Y justo al sobrevolar los Cayos de florida,
empezamos a pensar cómo a cambiado nuestra vida.
Al fin y al cabo los aviones no están mal
siempre que tengas a mano vino y Orfidal.
Tras veinte horas de sol, vamos a aterrizar.
Desde el cielo el D.F es descomunal.
La gente aplaude las hazañas del piloto al posar
semejante bicho en medio de la cuidad.
Y a César le han retenido en el control de inmigración,
se asusta cuando va llegar dos tipos de la Interpol.
Saben su vida y él empieza a temblar,
comprueban que era un error y le dejan marchar.
El aire pesa como el plomo y nos cuesta respirar,
lo notamos justo cuando salimos a fumar.
Ahora nos lleva una van a la Colonia Roma,
el conductor tiene tres hijos, su mujer está en coma.
"En estos baches pueden ver la corrupcción,
esto sólo se arregla con otra revolución".
En el hotel hay bienvenida con tequila y mezcal
y unos chicos esperando una banda de metal.
Habitación 615,
una cama gigante, mil posturas posibles.
Una biblia en la mesa, un par de crucifijos
y en la puerta Saturno devorando a sus hijos.
Y ahora oigo a Luis hablar con España,
allí es invierno y su novia le extraña.
Yo me pego una ducha y me quedo tranquilo
y pienso en cenar y dormir contigo.
Y en un cuaderno escribo lo que ha pasado
y palabras que han cambiado de significado:
contrato, amigo, dinero, edad, música. trabajo, ego, vanidad.
¿Quien quiere seguir? ¿Quien se apunta a ir a un bar?
¡Por dios, si acabamos de llegar!
Uno se pone a reír, otro a organizar,
a veces pienso que esto no lo vamos a aguantar.
Y tras dos tequilas y otros dos mezcales,
empezamos a hablar sobre las multinacionales.
Y salen cifras y porcentajes, estamos muy tensos, no hay quien se relaje.
¿Y que queréis saber sobre las canciones?
Si estan bien hechas, no hacen falta explicaciones.
¿Y a quién le importa nuestra opinión
sobre el amor, la política o la secesión?
Y de vuelta al hotel escucho a Kozelek
y pienso en una canción que podríamos hacer.
Algo que sea real, totalmente real,
estos días recorriendo el Distrito Federal.
Y entro a comprar un disco de Juan Cicerol
y me dicen que recién, recién se les agotó.
Y eso me hace feliz y me pongo a gritar,
ese tipo es el puto nuevo Johnny Cash.
Y pienso en cuando nos dicen que aprovechemos,
que no sabemos cuánto duraremos.
Enciendo el televisor cansado de esta jornada.
56 canales en los que no hay nunca nada.
Te llamé mientras despertabas
y me dijiste: "La vida nunca es lo que imaginabas".
Sé que tienes razon, sueles tener razón,
pero sigo sin llegar a una conclusión.
Otro día de promo, de prisas y atascos,
de gente que tarda en llegar a su trabajo.
¿Y que tendrá lo que digamos de relevante?
Mejor leer a Gragera, a Tiqqun o a Carver.
Y otra vez el vacío y la soledad.
Y otro taxi que nos lleve a toda velocidad
a volver a beber y a bailar rocanrol,
y llamar a un contacto que nos haga un favor.
¿Y qué nos puede quedar, a decir verdad?
Ya tendremos tiempo para descansar.
Y por ahora es todo lo que os puedo contar,
quizá en un par de años pueda continuar.
Credits
Writer(s): Cesar Verdu Zapata, Luis Antonio Rodriguez Fernandez, David Cobas Pereiro, Eduardo Baos Fernandez
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