Acto III: El Diario (Escena Tercera)

El vencedor es el que se ha vencido
Quien disipa la Ilusión y despierta
Tras él queda tendida una piel muerta
Ruina de guerra del Yo renacido
Cuántos seres que aún no han comprendido
Que hay una dicha mayor no descubierta
Y buscan fuera, con una fe incierta
Lo que en su interior se encuentra escondido

Quarciso comprendió lo que sucede
Despojarse es la conquista más bella
Lo que posees no dejará huella
Lo que eres será lo que el mundo herede
Mientras que quien no avanza, retrocede
Y quien va hacia la luz, está ya en ella

El aire huele a luz nueva y silencio
Descansa manso sobre el pasto, el rocío
Un ave cruza el amplio olimpo azul y limpio
Y siento en mí, dentro, un apacible vacío
No verlo todo idéntico es estar loco
Creerse único, estar desunido del todo

Con antropocéntrica ilusión me arrastré inarmónico entre el vulgo
Ah, sí, yo, ser especial y único
Que hallaba dualidad donde en realidad todo es uno
Sí, por ello me sentía tan solo en el mundo

Ahora, nada en medio de todo
Percibo nuestro ser como una extensión del universo y me fundo
El fin es conocerse
Fluir, lograr latir en armonía con todo lo existente

Cuantos más rasgos distintos en sí mismo encuentre
Tanto más semejante se descubrirá a los demás seres
Pero la ignorancia de sí, aisló al hombre por siempre
Incapaz de identificarse con lo que es sin lo que tiene
No logra ver lo que une, sino lo que difiere
Raza, credo, poder: ajeno a lo inmanente

Ciegas piedras angulares
Nada hay que haga a los hombres más semejantes
Que su creencia de que son singulares
Es lo superficial, lo insignificante, lo que nos diferencia
Nos une lo esencial, la esencia

Entre otros motivos
Comencé a escribir este diario para ser consciente de en qué fecha vivo
Pero cuando no tengo nada importante que escribir, no escribo
Y así se ha escurrido mi noción del tiempo hasta perder sentido

Debe de ser noviembre, el viento ha vuelto a sus andadas
Espantando las hojas que, despavoridas, huyen en bandadas
Pero, ¿a dónde emigrarán con sus alas secas, mariposas del otoño
Para volver en verde vida renovadas?

En la desnuda bóveda arbórea gorjea una alondra
Ha caído la tarde tan pronto que hasta la luz se asombra
Pero el tiempo no es más que una apariencia redonda
Bucle, rizo, onda, hélice de haz y de sombra

Dicen: el tiempo tiene alas, cada segundo es urgente
Una vida no es suficiente, hoy ya es ayer de mañana
Y aunque es cierto que parece que el tiempo nos persigue huyendo
Es porque el óxido está en nuestros ojos y no sobre el yerro

Todo no es más que un pobre invento de la mente
Una ilusión por vivir con pasado y futuro presentes
Como ahora que evoco mi infancia en tu último adiós
Y es extraño, papá, ya eres más joven que yo

Ha cesado mi miedo
Ahora que ya no tengo nada, por fin lo amo todo
Aunque este todo sean muchos todos
En realidad todos ellos son uno solo
La existencia es un único y mismo día
Con millones de albas y ocasos diferentes
He aceptado el dolor, el mal y la muerte
Como una condición de la armonía

El aire es vivo aliento
Y el cuerpo alberga en pequeñas partículas
La memoria de todos los tiempos
Cuando respiro, aspiro el suspiro
De todos los seres que existen y han existido
Todo es semilla de todas las cosas
En el puerto de mi cuerpo yerto
Atracarán larvas y despegarán mariposas
No hay nacimiento ni muerte, principio ni fin
Solo materia inconsistente en perpetuo fluir



Credits
Writer(s): Rafael Lechowski
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