igualmente recuerdo los perritos amaestrados

/igualmente recuerdo los perritos amaestrados de aquel
circo que llegaba al pueblo: sobre unos barriles
los perritos aceleraban el paso para no caerse y si
tropezaban la cadena los agarraba del cogote y el
maestro de ceremonias así los levantaba: seguía
el espectáculo la disposición el despliegue:
luz, polvo, dos perritos, dos perritas tú y yo
también tristes y polvorientas dos perritas
que nadie sabe qué hacer para domesticar y que
no griten no desobedezcan no chillen estas niñas
berrinchudas ya no sé qué hacer con ellas decía mamá/

y acariciaba yo al bebé tigre con mucho miedo
tú, hermana, tenías más miedo llorabas yo no podía
dejar que me vieras temiendo. permitir
que te dieras cuenta que no es cierto
eso que dicen que mientras
más años tienes menos miedo sientes.
tú y yo, tomadas de la mano
contagiándonos certezas diciéndonos:
yo también estoy viendo lo que tú ves
yo también quiero que algo se detenga
o que algo avance pero que algo
cambie: trenes con ventanas
quietud adentro movimiento afuera.
o que empiece a llover
o que las hojas de los árboles
caigan por el granizo al suelo
o que se haga un río pequeño
por nuestra calle que por un día
dejemos de vivir entre lo seco
o que sople un viento venido de lugares
que ni tú ni yo conoceremos ahora que no conoceremos
tal vez nunca
o que se haga de noche para que luego
pueda hacerse de día: que terminen estas horas y
algo empiece.

que por una vez, hermana,
no tengamos miedo de los relámpagos.